Recuerdos de una noche heroica
Festejos, bromas, cánticos y música coronaron una jornada inolvidable luego de la clasificación en el Arena Corinthians. Paredes y Baeza se abrazaron con los hinchas en el vuelo de regreso.
Siete minutos de adición anuncia el argentino Fernando Espinosa, el cuarto árbitro. Jorge Valdivia, quien abandona la cancha en ese instante para ser sustituido por Felipe Campos, se enoja. En las tribunas, los más de dos mil hinchas albos que llegaron al Arena Corinthians transpiran helado. Siete minutos que parecían ser siete años, como diría después Gabriel Ruiz Tagle en la zona mixta.
Pero el sufrimiento tendría recompensa y Colo Colo volvería a los cuartos de final de la Copa Libertadores tras 21 años. Y haciendo historia, al eliminar por primera vez a un equipo brasileño en una llave de clasificación directa en este certamen. Luego del pitazo, las emociones brotaron en el plantel. Un ensangrentado Julio Barroso festejaba a viva voz con el resto de sus compañeros en el sector donde se encontraban los fanáticos albos. Luego, los saltos y cánticos se trasladaron al camarín del Cacique, donde también ingresaron los directores que viajaron a Brasil: Ruiz Tagle, Aníbal Mosa y Alfredo Stohwing.
En el camarín también hubo bastante trabajo para el cuerpo médico. Barroso no dejaba de sangrar por la nariz. De hecho, tuvo que ser llevado a una clínica local para frenar la hemorragia que le provocó la fractura nasal que sufrió. La imagen del defensor saliendo rumbo a la ambulancia, caminando a duras penas y sujetando una toalla, fue conmovedora. Al Almirante le costaba sostenerse en pie, mientras el médico Jorge Cheyre lo ayudaba a subir al vehículo.
Por otro lado, el zaguero Juan Manuel Insaurralde tuvo que ser suturado con cuatro puntos por un corte que sufrió en la cabeza, producto de la refriega.
Pasadas las dos de la mañana, una rápida cena en el hotel y de ahí al aeropuerto de Guarulhos. Esta vez, a diferencia del vuelo de ida, los hinchas ingresaron primero, para luego darle paso al plantel, que ingresó poco tiempo antes del despegue.
A las 3.54, llegó el primer ceacheí de la noche, luego de una pequeña arenga del kinesiólogo Wilson Ferrada. Minutos más tarde llegaron los jugadores, quienes fueron ovacionados a medida que iban ingresando. Orión, Valdivia y Paredes, los más aplaudidos. Claudio Baeza cargaba un pandero y lo agitó con alegría. “E-li-mi-na-dos”, gritaban los presentes. También hubo un especial reconocimien- to a Barroso, quien abordó la aeronave con una mascarilla.
Desde la cabina, también interviene el piloto, quien no quiere quedarse atrás en estas particulares circunstancias, y entrega un emotivo mensaje: “Muchas gracias, muchachos. Hace mucho tiempo que esperábamos esta alegría”. Al segundo, un aplauso y otro ceacheí.
Los asientos del plantel fueron prácticamente los mismos. En algunos casos, el factor cábala es muy potente y es uno de los ritos más sagrados entre los futbolistas, sobre todo en los que no son tan apegados a la religión.
Minutos después, uno de los auxiliares de vuelo enseñó el protocolo de emergencias, lo que terminó en carcajadas luego de que alguien se percatara del notable parecido del funcionario con José Rojas, el ex capitán de la U.
Paredes y Baeza tuvieron detalles muy destacables hacia los hinchas que acompañaron al equipo en el chárter. No temieron en acercarse a la zona trasera de la nave, donde los fanáticos pudieron obtener una firma o una foto.
Más al centro, el muy alegre Mago y otros referentes armaron una pequeña fiesta para celebrar la hazaña, con los ritmos de moda. Un radiante Mosa, el humorista Dino Gordillo y el jefe de seguridad Luis Urzúa fueron algunos de los tantos que compartieron con los héroes de Sao Paulo, quienes instalaron un par de frazadas en el pasillo para estar más tranquilos y no molestar tampoco a los demás pasajeros que iban siendo vencidos por el sueño. Esos mismos que, probablemente, repasaban en su inconsciente los ecos de una noche inolvidable y a los que nadie puede quitarles el derecho a soñar con algo grande.b