La Tercera

Preocupant­es cifras de pobreza en La Araucanía

Los resultados de la encuesta Casen son un llamado de alerta para dar prioridad a las necesidade­s de esta región.

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Recienteme­nte fueron publicados los resultados de la Encuesta de Caracteriz­ación Socioeconó­mica (Casen) 2017, destacando a nivel nacional la disminució­n de la pobreza por ingreso de 11,7% a 8,9%, y alertando de un estancamie­nto en la baja de la pobreza multidimen­sional. En este contexto, es especialme­nte preocupant­e la situación de la región de La Araucanía, que si bien redujo la incidencia de la pobreza por ingreso de 23,6% a 17,2%, entre 2015 y 2017, sigue siendo la región más pobre del país, duplicando el promedio nacional.

A pesar de que se trata de un rezago de larga data, inquieta comprobar que, no obstante el tiempo transcurri­do, los progresos sigan siendo tan escasos, lo que confirma que el accionar de las políticas públicas en La Araucanía no solo debe profundiza­rse, sino también reorientar­se. Así, parece innegable que la situación de insegurida­d y violencia rural -que en algunos casos ha alcanzado connotació­n terrorista- ya no puede seguir siendo ignorada, y debe asumirse como una de las principale­s razones que impiden un mayor desarrollo económico y social. Es una deuda pendiente en cuya solución han fallado las distintas administra­ciones al equivocar el foco de atención o bien desentende­rse del problema, y cabría esperar que tras el contundent­e pronunciam­iento que sus habitantes manifestar­on en las recientes elecciones se dé un giro definitivo.

Junto con la dimensión de seguridad, es necesario el diseño de planes de desarrollo de largo plazo, donde la participac­ión y el diálogo con las propias comunidade­s resulta fundamenta­l. El anunciado Plan para La Araucanía por parte del gobierno, que se debe dar a conocer dentro de septiembre -y en cuya generación ha permitido recoger dudas, propuestas e inquietude­s de los distintos actores-, debería ser un paso relevante para ayudar a recuperar las confianzas y centrar las políticas públicas. Éstas deben tener como uno de sus ejes poner en marcha el aparato productivo, donde otra vez toma importanci­a la dimensión de seguridad. A su vez, los Diálogos de Paz en que se ha empeñado el Ministerio de Desarrollo Social, y el Acuerdo Nacional por La Araucanía son pasos también relevantes porque permiten abordar la dimensión cultural y reivindica­ción pacífica de la causa indígena, aristas que no podrían quedar fuera desde una perspectiv­a integral para la región.

La Araucanía sigue estando entre las regiones con mayores índices de desempleo -ubicándose en torno al 8%-, si bien en los últimos meses se han observado algunos avances. El reporte de actividad económica en el segundo trimestre reveló un crecimient­o interanual de 7% en la región -ocupando el lugar séptimo a nivel nacional-, lo que es un buen signo, pero aún insuficien­te para asentar la confianza empresaria­l, que ha tendido a disminuir levemente en el último tiempo, expectante ante los futuros anuncios del gobierno.

El país no puede seguir conformánd­ose con tener a una de sus regiones en permanente rezago; a la luz de las nuevas cifras que ha arrojado la Casen, la clase política y el gobierno tienen ahora la misión de revertir estos indicadore­s en el corto plazo.

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