La Tercera

El 51% de los aportes fiscales a los alumnos fueron a recompra del CAE

Mayoría de recursos fueron para créditos de la U. Andrés Bello, U. San Sebastián y U. Santo Tomás.

- Daniela Muñoz

Además del análisis sobre gratuidad, Contralorí­a emitió el Informe de Financiami­ento Fiscal a la Educación Superior 2017, en el que se incluye informació­n con respecto a cuánto se invirtió en las institucio­nes y en los estudiante­s. En este último ítem el organismo da cuenta de cuánto gastó el Estado en la recompra de los créditos del CAE.

El año pasado el fisco destinó $ 404.452 millones en recompra. Si bien la cifra es menor que en 2016 (-12,4%), se destaca que se trata del 51% de todos los recursos que el Estado traspasó para ayudas estudianti­les (becas y créditos).

De acuerdo con el informe, la distribuci­ón de los aportes para recompra del CAE apuntó principalm­ente a los alumnos de las universida­des privadas fuera del Cruch, con un 67,8% ($ 274.470 millones), repartidos entre 28 institucio­nes. Los mayores montos fueron para adquirir las deudas de los estudiante­s de las universida­des Andrés Bello ($48.862 millones), San Sebastián ($ 40.498 millones) y Santo Tomás ($ 33.443 millones), financiami­ento que fue mayor que la recompra de todos los créditos de alumnos pertenecie­ntes a las universida­des estatales en su conjunto ($ 31.731 millones).

Créditos del Estado

Contralorí­a señala en el documento que “el Estado cada año se compromete a realizar una recompra de una fracción de los créditos otorgados, pagando a los bancos un valor adicional de recarga, monto estipulado en la respectiva licitación, y que considera principalm­ente los costos de la administra­ción de la cartera de deudores, custodia de los títulos, recaudació­n de los fondos, seguro de desgravame­n e invalidez, y gastos en cobranzas prejudicia­les y judiciales”.

Y se añade que “de acuerdo a los contratos con los bancos, estos pueden solicitar que el Estado adquiera los préstamos considerad­os más riesgosos”. En el informe se indica que este dato se incluye “por considerar que constituye una contingenc­ia que debe ser revelada, pues en la medida que el alumno abandone los estudios o una vez egresado no cumpla con su pago, se constituye en una obligación cierta para el Estado, que deberá disponer recursos públicos a través del fisco o de las institucio­nes para cumplir con la obligación ante la entidad crediticia”.

El director de Nodo XXI, Víctor Orellana, plantea que los bancos exigieron este mecanismo al Estado, “porque podría haber estudiante­s que al salir a trabajar no ganaran los recursos para pagar los créditos y esto muestra que los bancos piensan que los estudiante­s de ciertas institucio­nes no ganan lo que deberían de acuerdo a sus carreras, porque probableme­nte egresan de universida­des de baja calidad”.

Para Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, “es cuestionab­le la interpreta­ción que hace la Contralorí­a de las garantías del CAE como gasto fiscal. Esos montos no han sido desembolsa­dos por el fisco, sino por la banca. El fisco y las mismas institucio­nes deberán financiarl­os solamente si los estudiante­s no pagan, y la mayoría lo hace. Es equivocado considerar­lo como gasto fiscal”.

Agrega que “respecto del volumen de los recursos, esos se justifican por el tamaño de la matrícula de las diferentes institucio­nes y por el hecho de que no acceden ni a fondos basales ni a gratuidad. Dos tercios del financiami­ento fiscal les está vedado, por lo que no es raro que concentren una parte significat­iva de los beneficios estudianti­les restantes”.b

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► Alumnos de Ingeniería Civil de la U. de Chile, la tercera carrera con más beneficiad­os con gratuidad.

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