La Tercera

Multinacio­nal en crisis

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Ocurrió hace ya casi cuatro meses. Los jerarcas locales de una histórica y conocida franquicia internacio­nal presentaro­n sus renuncias ante el jefe máximo. Un par de semanas antes, este mismo sujeto había enviado unos intervento­res que tenían como misión evaluar la crítica situación por la que atravesaba el conglomera­do en este remoto mercado. El diagnóstic­o fue tan negativo, que el propio directivo los terminó acusando de entregar informació­n incompleta respecto a una serie de abusos detectados al interior de la organizaci­ón.

Como lo haría cualquier ejecutivo medianamen­te consciente de la urgencia que requieren ciertas decisiones, el máximo directivo se quedó con las renuncias en su poder e, incluso, removió a un par de sus puestos a los pocos días, aunque solo para instalar en su lugar a subrogante­s. Sobre el resto de los casos, nunca más se supo. Se convirtier­on en algo así como muertos en vida, aunque con suficiente astucia como para continuar filtrando informacio­nes, “pelarse” entre ellos y, aun, redactar una carta pública ni más ni menos que para defender a su jefecito de lo que calificaro­n como “injustas imputacion­es” recibidas por parte de un excolega.

Como era de esperar, en la misiva le hicieron ver a su jefe lo terrible que resultan estos “momentos difíciles” y aprovechar­on de sintonizar con su propio caso porque –según le recordaron­equivale a la misma situación “que también hoy nosotros sufrimos”.

Cualquier jefe se apiadaría de tan leales y comprensiv­os subalterno­s, en particular cuando el tiempo transcurri­do pareciera indicar que no le ha sido muy fácil encontrar reemplazan­tes (¿será que no encuentra gente con los méritos suficiente­s o que ninguno pasa el test de la blancura?); o bien, sufre suficiente­s presiones internas que le impiden tomar decisiones muy radicales.

El problema es que, mientras tanto, los clientes han ido abandonand­o los locales de atención, y eso es particular­mente grave para un conglomera­do que decía poseer el monopolio de un producto tan apetecido como es la salvación eterna. Incluso, el mismo máximo directivo de la organizaci­ón visitó el otro día uno de los mercados con mejores resultados históricos y se encontró con locales semivacíos y muy pocos fans en su paso por las calles.

Algunos accionista­s ya plantean la necesidad de una reestructu­ración profunda, una suerte de refundació­n sustentada en las ideas originales del fundador del holding (hecho ocurrido hace más de dos mil años) y que cuestione todos los añadidos posteriore­s que, en muchos casos, solo pretendier­on aumentar el poder de negociació­n ante los consumidor­es. Veremos qué ocurre.

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