Obra atribuida a Da Vinci divide a expertos
El cuadro más caro de la historia, ¿es de Leonardo? El Louvre de Abu Dabi pospuso su presentación y los expertos discrepan. Dos de ellos hablan con La Tercera.
En el misterioso arte de la nota encomiástica de un libro, decir, “una historia de pasión, dinero y tribulaciones”, podría disuadir a algunos y atraer a otros. Con Salvator Mundi hay una historia de pasión, dinero y tribulaciones (o atribuciones): se ha convertido en el cuadro más caro jamás vendido y las pasiones han sido las del coleccionista y de los estudiosos. Por su autoría y por su procedencia.
Autenticada solo en 2011, y no sin discusiones, su precio ha ido en alza. En noviembre de 2017 un príncipe saudí por la compró en US$ 450 millones y la cedió al museo Louvre Abu Dabi para su exhibi- ción. Sin embargo, la presentación prevista para el 18 de septiembre se ha pospuesto indefinidamente y sin explicaciones. ¿Tendrá esto que ver con las dudas acerca del autor y del origen de la obra, recientemente expresadas por los británicos Matthew Landrus y Jeremy Wood?
Fechada hacia 1500, es una de la veintena de obras conocidas de Da Vinci. Allí figura Cristo bendiciendo con la mano derecha, mientras sostiene un orbe de cristal en la izquierda. Tras apariciones y desapariciones (por cerca de dos siglos no se supo de su paradero), resurge en el siglo XX, sin ser atribuida a Da Vinci, vendiéndose y restaurándose hasta ser incluida en una exposición del pintor en la National Gallery de Londres, en 2011. Destacados estudiosos, como Martin Kemp, la consideraron una obra original, aunque la atribución ha sido cuestionada. La chilena Carmen Bambach, curadora de dibujos y grabados del Metropolitan Museum of Art en Nueva York, sugirió en 2012 que gran parte del trabajo era atribuible a un discípulo de Da Vinci, Giovanni Antonio Boltraffio. Hace unas semanas, Matthew Landrus, historiador del arte de la U. de Oxford, señalaba que habría sido realizada mayormente por otro alumno, Bernardino Luini. Con menos precisión, el alemán Frank Zöllner dice que la atribución es controvertible, dada su amplia restauración. En tanto, al último biógrafo del artista, Walter Isaacson, no le cabe duda de la autoría: es la mano de su biografiado.b