La Tercera

Nuevo plan de concesione­s

El programa permitirá estimular las inversione­s en infraestru­ctura y contribuye a generar confianzas entre el Estado y el sector privado.

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El cuatrienio que terminó en 2017 fue el periodo de caída más prolongada de la inversión desde que existen cifras comparable­s. Las causas de este retroceso no solo respondier­on a las transforma­ciones estructura­les y de carácter refundacio­nal impulsadas por la administra­ción pasada –las que amplificar­on el término de un ciclo expansivo en la inversión minera a nivel global-, también fueron reflejo de un visión crítica de la iniciativa privada por parte del Estado, que terminaron por desalentar el impulso creativo que se materializ­a en más y mejores proyectos de inversión.

Por esta razón es muy bienvenido el nuevo plan de concesione­s que está impulsando el Ministerio de Obras Públicas. El plan incluye inversione­s por casi US$15 mil millones - que podría ampliarse en el futuro- repartidos en unos 60 proyectos, con énfasis en infraestru­ctura vial (casi US$9,6 mil millones) y la construcci­ón de 18 hospitales (US$2,6 mil millones). Además se incluirán siete aeropuerto­s, tres tranvías, dos teleférico­s, entre otras obras. Este programa permitirá por un lado estimular el avance de nuevas inversione­s en infraestru­ctura pública y conectivid­ad, pero además da una poderosa señal política que contribuye a la generación de confianzas entre el Estado y el sector privado, ya que 15 de los proyectos serán impulsados por estos últimos.

Es destacable que el gobierno haya incluido el tren rápido Santiago-Valparaíso en este programa. El consorcio conformado por un grupo empresaria­l de origen chino (China Railways Group Limited) e inversores locales (Sigdo Koppers) había pedido que el proceso de asignación operara de forma directa, utilizando una antigua legislació­n –la Ley General de Ferrocarri­les-, y señalaron que de no hacerlo por esta vía sería “bien difícil que se materialic­e” el proyecto. Sin embargo, esta opción implicaba una alta vulnerabil­idad para el gobierno ya que la empresa designada no estaba obligada a entregar boletas de garantía para la operación del servicio, y el mecanismo de la Ley de Ferrocarri­les ha sido utilizado en el último tiempo solo para proyectos de carga. Es destacable que las autoridade­s que lideran el Ministerio de Obras Públicas hayan escogido el programa de concesione­s para el impulso de estas iniciativa­s, el que permite una mayor competenci­a entre distintas propuestas y entrega una mayor certeza al Estado sobre la idoneidad de la inversión y la institucio­nalidad que debe resolver eventuales problemas.

Más allá de estos proyectos específico­s, es valorable que el gobierno privilegie este nuevo programa, que trae aparejados 34 mil nuevos empleos en la fase de construcci­ón. El foco exportador que tiene nuestra economía, el fuerte incremento del comercio transfront­erizo y la descentral­ización productiva –entre otras exigencias actuales-, constituye­n un imperativo para el desarrollo de mayor infraestru­ctura pública, mejoras en la logística interna y asociada al comercio exterior, mayor conectivid­ad y nuevos y más modernos métodos de transporte.

Cuando el Estado asume la tarea de promover la iniciativa privada en obras de carácter público, no solo mejora la capacidad productiva del país, sino que genera un impulso virtuoso que trae aparejado mayor crecimient­o, más empleos y una mejor calidad de vida de los chilenos.

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