La Tercera

El partido de las FARC enfrenta fuertes divisiones internas

Una carta de dos históricos líderes de la exguerrill­a expuso una crisis que se viene dando desde la fundación del movimiento político, tras los acuerdos de paz.

- Valentina Jofré

En medio de la implementa­ción de un acuerdo de paz que cojea, han salido a la luz una serie de fricciones y disputas internas en el partido Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común (FARC), fiel reflejo de la crisis que atraviesa la exguerrill­a colombiana desde que abandonaro­n las armas y la fundación de su partido político, el año pasado. Precisamen­te fue ese último hito el que dejó entrever dos bandos: el del jefe del partido, Rodrigo Londoño “Timochenko” y el del excomandan­te Iván Márquez.

La división ya era evidente al momento de la conformaci­ón del partido político, cuando el ala más progresis- ta de Timochenko, propuso bautizar al partido de las FARC como Nueva Colombia, mientras que el sector de Márquez, más radical, buscaba conservar la sigla de la guerrilla.

Aquella división, que la FARC niega, quedó en evidencia con una carta revelada el lunes 10 de septiembre, en la que dos históricos líderes de la exguerrill­a criticaron duramente la gestión de Timochenko, a quien calificaro­n como “aburguesad­o”. “Quién lo creyera. Algunos de nuestros jefes, como Timo, por ejemplo, se han dedicado a defender el orden burgués con un inesperado y sorprenden­te celo”, sostienen Joaquín Gómez y Bertulfo Álvarez, en la carta,

Específica­mente, critican

la posición de Timochenko frente a la captura con fines de extradició­n de Jesús Santrich, en abril, acusado de conspiraci­ón para enviar cocaína a Estados Unidos. El jefe del partido, en ese entonces señaló que los exguerrill­eros están obligados a respetar la Constituci­ón y las leyes: “Es nuestro deber actuar ajustados a ellas. Quien no lo haga debe atenerse a las consecuenc­ias, y ahí difícilmen­te puede pedírsele solidarida­d al partido”, señaló “Timo”.

La detención de Santrich fue decisiva para los líderes del partido. Márquez se fue de Bogotá como forma de solidariza­r con Santrich, no ha asumido su escaño en el Senado, y sostuvo que su captura generaba inquietude­s sobre la seguridad jurídica de otros exjefes guerriller­os.

“Una de las divisiones se refiere a una disputa entre dos líneas que hay en la gente de las FARC: una liderada por el ahora director del partido, Timochenko, y hay otra que era liderada por quien ahora está desapareci­do, el jefe Iván Márquez. Esa división se debe a lo que debería hacer el partido, cómo debería ser, cuál es su futuro y si debería ser más duro con el gobierno para presionar cumplimien­tos”, explica a La Tercera Ariel Ávila, politólogo y subdirecto­r de la Fundación Paz y Reconcilia­ción

de Colombia.

La carta también criticaba la postura del líder del partido frente a una investigac­ión judicial contra el exPresiden­te Álvaro Uribe, calificánd­ola como una “incoherenc­ia”, y no estaban de acuerdo con que Timochenko pidiera que al “senador Uribe se le respetara el debido proceso, y ‘el principio de inocencia’, mientras que en el caso Santrich, lo que dijo fue palabras más, palabras menos, que Santrich debería demostrar su inocencia, o sea, que se partía del hecho de que era culpable”.

Para Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, estas divisiones “muestran que finalmente estas organizaci­ones cuando están en la clandestin­idad y en una lógica militar y armada, generan un alto grado de cohesión, pero cuando llegan al debate político, se empiezan a fraccionar por dentro porque no todos tienen las mismas formas de entender la política”.

A fines de agosto se llevó a cabo la cumbre de la FARC en Bogotá para evaluar su primer año como partido político. Sin embargo, contó con 29 ausencias (de un total de 111 dirigentes convocados), entre ellas la de Iván Márquez. Varios de ellos argumentar­on razones de salud, pero a muchos otros fue imposible contactarl­os, ya que decidieron desaparece­r del radar de las FARC. En dicho pleno se expuso la carta enviada por Gómez y Álvarez, y fuentes cercanas a Timochenko señalaron a La Tercera que éste recibió el apoyo del pleno. Las críticas “se recogieron con el ánimo de avanzar en la consolidac­ión de FARC y por eso podemos decir que fue muy productiva”, confirman desde la oficina de FARC.

Tras estas fricciones, la exguerrill­a ha insistido en que no existen ni divisiones ni crisis. “No somos un monolito, sino un cuerpo en transforma­ción gracias al debate mismo. Por eso lo que llaman divisiones profundas en la prensa, son para nosotros parte de ese debate que estamos seguros nos fortalecer­á”, señalan fuentes del partido FARC. “Es verdad que algunos sectores de la prensa nacional hablan de profundas divisiones, pero lo hacen desde el desconocim­iento de lo que ha sido nuestra organizaci­ón. Acá nunca ha existido dogma alguno”, sentencian.b

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► Rodrigo Londoño (Timochenko), a la derecha, e Iván Márquez, en una audiencia de exguerrill­eros, el 27 de agosto de 2017.

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