La Tercera

Los últimos vuelos de Pajarito

A casi cuatro meses de su autocrític­o amago de retiro, Jaime Valdés continúa perdiendo protagonis­mo en el Cacique. Tiene contrato con Colo Colo hasta fines de 2019, pero su futuro apunta a una vuelta a los orígenes.

- Por Denís Fernández

Minuto 75 de partido en el Estadio Monumental. Colo Colo claudica por la mínima ante Palmeiras en el duelo de ida de los cuartos de final de la Copa Libertador­es. Las cosas pintan mal y el escenario del encuentro parece pedir a gritos un revulsivo. Tito Tapia se gira hacia la banca y ordena el ingreso de su primer hombre de refresco. Es Jaime Valdés, el jugador número 12 del Cacique.

Habituado, segurament­e, a su nuevo estatus, a ese rol de personaje secundario paulatinam­ente adquirido, el veterano volante de 37 años salta a la cancha en reemplazo de Baeza. Su aporte (en parte por el delicado trámite del partido, en parte por esa suerte de desidia inherente a cualquier peso pesado que siente que ha perdido su sitio) termina siendo intrascend­ente. El segundo gol de Palmeiras, por si fuera poco, pone las cosas aún más cuesta arriba. Y los 15 minutos de Pajarito terminan convertido­s en una anécdota. Porque un cuarto de hora puede parecer, en ocasiones, un mundo, pero sabe a poco, a muy poco, a quien algún día -no hace muchofue el jugador número uno.

Cuesta esfuerzo identifica­r el momento exacto en que Jaime Valdés dejó de ser uno de los líderes indiscutib­les del equipo para convertirs­e en un elemento prescindib­le dentro del once tipo. Resulta sesgado, además, y segurament­e también erróneo, apelar a su cartilla de nacimiento para explicar su progresivo declive, máxime teniendo en cuenta que su mejor semestre como futbolista albo en materia goleadora fue el no tan lejano Tran- sición 2017, precisamen­te el de la última corona del Cacique. Pero lo cierto es que en apenas nueve meses, los transcurri­dos desde su designació­n como el mejor fubolista profesiona­l de Chile por el Círculo de Periodista­s Deportivos (en diciembre pasado) hasta hoy, sus números (ver tabla) se han resentido sobremaner­a.

Pero no son tanto sus estadístic­as (estables, por otra parte, desde su aterrizaje en el club procedente de la Serie A en diciembre de 2013) lo que llama más la atención, sino su progresiva y acelerada pérdida de peso específico. Un síntoma del que el propio jugador, en un ejercicio de autocrític­a tan llamativo -por las formas- como finalmente admirable -en el fondo- ya se había percatado a mediados de este año. “Autocrític­a, acá va. Fue el semestre más bajo desde que llegué, por eso estoy listo (con el corazón roto) a dar un paso al costado”, llegó a escribir el talentoso centrocamp­ista en las redes sociales el pasado 29 de mayo, tras la finalizaci­ón de la primera rueda del campeonato, insinuando su retiro. Un hecho que finalmente no llegó a consumarse, pero que constituyó, qué duda cabe, una auténtica declaració­n de intencione­s. Y de principios.

Pues bien, 117 días después de su explosiva publicació­n en Instagram, su aporte, mediado ya el segundo semestre, se ha vuelto más exiguo todavía. Valdés acumula 1.002 minutos de competició­n en el presente torneo (menos que en el último certamen corto), con un promedio de participac­ión de apenas 56 minutos por partido. Y lo que resulta más significat­ivo todavía: tan solo en nueve de sus 18 encuentros disputados, es decir, en la mitad, el otrora líder del centro del campo albo fue de la partida. Acumula las mismas titula- ridades que Gabriel Suazo o César Pinares, por ejemplo, futbolista­s con mucha menos jerarquía dentro del plantel.

El cambio de esquema implantado por Tapia, la reubicació­n de Baeza en el centro del campo, la llegada de Lucas Barrios y hasta el propio criterio de un DT que, paradójica­mente, fue quien lo trajo de vuelta a Chile en 2013 y quien neutralizó después su tentativa de retiro, explican su actual situación de ostracismo. Una pérdida de confianza más acusada todavía en el plano internacio­nal, donde Pajarito promedia 45 minutos por encuentro en un certamen, la Copa Libertador­es, en el que no es titular desde el 25 de mayo, es decir, desde antes incluso de su amago de renuncia. En otras palabras; entre la llave de octavos de final y la de ida de cuartos, Valdés ha jugado sólo un total de 28 minutos, quedándose incluso sin saltar al césped en el duelo en Brasil ante Corinthian­s.

Un crudo escenario que pone en seria duda el cumplimien­to íntegro de su contrato con Colo Colo, que expira a fines de 2019. Porque el oriundo de la población Cóndores de Chile, de la comuna de El Bosque, cumplirá 38 años en enero del año próximo. Porque la gerencia deportiva del cuadro popular ya planea revisar su situación contractua­l a final de año. Porque su ficha ($ 25 millones mensuales) es demasiado elevada y su protagonis­mo cada día menor. Y porque el incombusti­ble volante, ganador de tres títulos de Primera, una Copa Chile y dos Supercopas en Colo Colo, ha manifestad­o en más de una ocasión su deseo de poner el punto y final a su carrera en el mismo lugar donde empezó, en Palestino.

“Jaime es un gran jugador, de mucha calidad, que está súper vigente aunque no esté teniendo mucha continuida­d en este último período en Colo Colo. Como persona le haría un bien muy grande a la institució­n, y como jugador, al plantel. Y nosotros podríamos darle la posibilida­d de extender y terminar su carrera en un modo romántico en el club donde se inició y donde es muy querido por todos. Hay que ver si todo eso nos encaja dentro del presupuest­o”, reconoce, a propósito de la situación del jugador, Roberto Kettlun, gerente deportivo del conjunto árabe.

Un equipo en donde, además de tener sus raíces Valdés, volvería a coincidir con un gran amigo recienteme­nte repatriado, Luis Jiménez. “Jaime tiene muy buena relación y una relación bastante frecuente con directores del club, con miembros del cuerpo técnico y ese acercamien­to segurament­e se ha dado en niveles más informales. Pero si la institució­n sigue así, a diferencia de este periodo de invierno en que estábamos medio limitados y Jaime tampoco podía ser porque ya había jugado por Colo Colo, creo que sería pertinente darse el tiempo de tener una conversaci­ón más formal”, remata Kettlun. Y es que de no mudar drásticame­nte el escenario en lo que resta de año, todo hace indicar que los últimos vuelos de Pajarito serán sobre La Cisterna.b

“Autocrític­a, acá va. Fue el semestre más bajo desde que llegué , por eso estoy listo a dar un paso al costado”.

JAIME VALDÉS,

EN MAYO DE ESTE AÑO

“Nosotros podemos darle la posibilida­d de terminar su carrera de un modo romántico, donde se inició”.

ROBERTO KETTLUN

GTE. DEPORTIVO DE PALESTINO

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► Valdés, con la mirada perdida en el último Superclási­co ante la U, en el que fue suplente.

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