La Tercera

Coherencia y trámite legislativ­o

- Natalia González Subdirecto­ra de Asuntos Jurídicos y Legislativ­os de Libertad y Desarrollo

El Congreso Nacional cuenta con comisiones especializ­adas para conocer en detalle los proyectos de ley sometidos a su estudio. Estas instancias solicitan y reciben informes sobre las iniciativa­s legales en trámite, abren espacios para escuchar opiniones de expertos y de quienes se verán afectados por la regulación, intercambi­an preguntas y respuestas con el Poder Ejecutivo y, en definitiva, debaten y votan. Esta discusión y conocimien­to de los temas puede tomar varias semanas, sobre todo cuando se trata de temas técnicos, de alta complejida­d y/o que generarán efectos permanente­s, en múltiples dimensione­s. La discusión así descrita, en plazos prudentes, abre opciones para que las visiones contrapues­tas, de buena fe, puedan darse una oportunida­d para entender y aceptar los argumentos del contradict­or, o para rebatirlos con fundamento­s y datos que desafíen al promotor de la iniciativa a defenderla con más datos y argumentos. Posiblemen­te, mientras más compleja sea la materia a abordar, mayor debiera ser el espacio de deliberaci­ón en el Congreso. Pero esa relación no siempre se da y en más de una ocasión ha faltado coherencia entre la complejida­d técnica de la iniciativa y los tiempos que el Congreso destina para abocarse a su conocimien­to, más allá de las urgencias legislativ­as. Así por ejemplo, la reforma tributaria promovida por el gobierno anterior, aprobada en el año 2014, de carácter estructura­l y que implicó un rediseño del sistema tributario chileno, se tramitó y aprobó en menos de 6 meses por el Parlamento, tomando tan solo un mes y medio el primer trámite ante la Cámara de Diputados. En el ámbito de las reformas en materia educaciona­l, también estructura­les, el gobierno anterior se autoimpuso y propuso al Congreso plazos breves y ajustados para la tramitació­n y aprobación de la nutrida agenda de reformas, incompatib­les con una discusión profunda.

Hace unos días trascendió que la Cámara de Diputados busca votar la idea de legislar sobre la iniciativa de modernizac­ión tributaria del gobierno del Presidente Piñera, recién, en enero de 2019. Y es que parlamenta­rios de oposición han manifestad­o que no se trata de un tema fácil y que no se puede hacer una “reforma a la carrera”. Pero en 2014, la Cámara no tuvo inconvenie­ntes en correr a toda velocidad la posta. En fin. ¿Aprendió el Congreso la lección y se dará más tiempo para conocer esta iniciativa? o ¿pasamos del rechazo a la idea de legislar -que ciertament­e iba a ser muy costosa para la oposición- a dilatar la votación?

Por el mes de octubre, la Cámara de Diputados parece salvada por la campana, dado que se abocará mayormente a conocer el proyecto de ley de presupuest­o de la Nación para el año 2019. Pero despejados los temas que puedan resultar más complejos del presupuest­o, no habrá excusas para postergar el estudio en plazos razonables (compatible­s con una sana discusión pero sin dilaciones innecesari­as) de la propuesta de modernizac­ión tributaria.

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