La Tercera

CARRETERA TRIBUTARIA Y RENTA ATRIBUIDA

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SEÑOR DIRECTOR

Hace algunos días, un columnista sugirió que los impuestos a la renta de empresas y de personas serían como dos peajes sucesivos en una carretera sin destinos intermedio­s. De ahí concluye que lo único que importaría sería la suma de los dos peajes. Sin embargo, eso apoya a los defensores de la renta atribuida, sistema inviable en economías modernas. La renta atribuida también castiga el ahorro empresaria­l, que es la base de la creación de empleos de calidad.

La analogía antes mencionada falla al omitir la diferencia temporal entre las dos etapas del tributo. En la carretera tributaria real existen destinos intermedio­s, que permiten pagar el primer peaje solamente. De hecho, la práctica de buena parte de las familias dueñas de empresas grandes en el mundo es reinvertir todos los años una proporción grande y fija de la utilidad después de impuesto corporativ­o. Algunos teóricos critican que esas familias “perderían” la proporción no retirada nunca, porque queda en el destino intermedio mencionado. Esto es incorrecto, porque para esos dueños la utilidad reinvertid­a es el insumo base para metas inmediatas como desarrolla­r ahora su capacidad empresaria­l y aportar a la sociedad desde las veredas permitidas por su posición económica. Obtienen más satisfacci­ón ahora mismo de reinvertir $100 adicionale­s, que de elevar en $100 sus actuales gastos de vida. Al reinvertir aumentan el ahorro empresaria­l y crean empleos de calidad.

Arnold Harberger lo explicó así: “En presencia de postergaci­ón de tributos, el tributo total es la suma de la parte del tributo pagado en el presente (en la empresa, al generar la utilidad) y el valor del saldo de tributos a pagar en el futuro (por la persona natural que retira) multiplica­do éste por un factor de descuento (que reconoce el grado de postergaci­ón)” (2008, p. 309). Salvador Valdés Instituto Economía UC y Clapes UC

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