RETIRO DEL PACTO DE BOGOTÁ
SEÑOR DIRECTOR
La posibilidad de retirar la competencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) existe. Es un derecho de los estados el otorgarla y retirarla. En ese escenario y frente al inminente fallo del caso Bolivia-Chile, han surgido voces sobre la necesidad de retirarse del Pacto de Bogotá que nos somete a la CIJ.
Una razón para no denunciar el Pacto sería la “imagen internacional”. No nos engañemos. Las opciones del Derecho Internacional son para usarlas, siempre que se ejerzan de buena fe, lo que en este caso significa: permanecer sometido a la CIJ por los siguientes seis meses y cumplir las sentencias que hayan sido dictadas o estén pendientes. Hace poco, Colombia se retiró del Pacto incumpliendo, además, la sentencia del caso con Nicaragua, siendo una denuncia de cuestionable buena fe. Sin embargo, nadie sostiene que Colombia se enfrente al repudio mundial por lo hecho.
Chile no tiene razones reales para denunciar el Pacto. Hemos mantenido históricamente, salvo excepciones en dictadura, una deferencia y cumplimiento del Derecho Internacional, lo que implica el uso de los medios pacíficos para resolver controversias y buenas relaciones de vecindad.
¿Qué gana Chile retirando la competencia de la Corte? Nada. Los conflictos seguirán siendo resueltos por medios pacíficos; Chile seguirá cumpliendo los tratados, con todos los matices interpretativos que esto conlleva.
A la larga, dada una controversia internacional y utilizados los mecanismos políticos de solución, se llegará al procedimiento judicial. El tiempo que media entre el retiro de la competencia y que ésta se haga efectiva bastará para que nuestros vecinos demanden ante la CIJ. Cumpliremos esos hipotéticos fallos. No es un asunto de imagen el retirarse o no. Es simplemente innecesario. María Angélica Benavides Profesora de Derecho Internacional Público U. Finis Terrae