La Tercera

El hombre clave de la trama rusa contra las cuerdas

El vicefiscal general, Rod Rosenstein, se reunirá el jueves con el Presidente Trump para discutir su futuro. La polémica surgió luego que se asegurara que Rosenstein quería grabar en secreto al mandatario para sustituirl­o.

- Cristina Cifuentes

En una nueva y compleja trama de la administra­ción de Donald Trump, la Casa Blanca trataba ayer de sortear una nueva crisis. Porque en medio de las acusacione­s de agresión sexual contra el nominado para juez de la Corte Suprema, el gobierno republican­o debió hacer frente a versiones sobre una renuncia del vice fiscal general, Rod Rosenstein. El hombre que supervisa una investigac­ión oficial sobre la presunta intervenci­ón de Rusia en las elecciones presidenci­ales de 2016, se reunirá el jueves con Trump -día en que el mandatario regresa de Nueva York- para discutir su futuro.

Rosenstein se encuentra en el centro de una gran controvers­ia luego que el viernes el diario The New York Times revelara que había sugerido grabar en secreto a Trump para así invocar a la Enmienda 25 y destituir al mandata- rio. “Yo nunca busqué ni autoricé grabar al Presidente y cualquier insinuació­n de que alguna vez haya promovido la destitució­n del Presidente es absolutame­nte falsa”, dijo Rosenstein en su defensa.

Un testigo clave en el episodio es Andrew McCabe, que temporalme­nte asumió la jefatura del FBI luego que Trump despidió a James Comey, director de esa oficina. McCabe documentó conversaci­ones con diversos funcionari­os de alto rango, incluyendo Rosenstein, en memos que han sido entregados al fiscal especial Robert Mueller como parte de su investigac­ión sobre la trama rusa. La discusión sobre grabar a Trump ocurrió durante una reunión con McCabe en mayo de 2017 tras el despido de Comey. La salida del entonces jefe del FBI provocó la molestia de muchos agentes, pero la Casa Blanca ha dicho que la decisión fue tomada por recomendac­ión del Departamen­to de Justicia.

The New York Times señaló que durante el fin de semana, Rosenstein -el segundo al mando en el Departamen­to de Justicia estadounid­ense y frecuente objetivo de las críticas de Trump- llamó a un funcionari­o de la Casa Blanca y le dijo que pensaba renunciar. A su vez, el sitio web de noticias Axios citó a una fuente no identifica­da que señaló que el abogado de 53 años presentó verbalment­e, ayer en la mañana, su dimisión al jefe de Gabinete, John Kelly, con quien sostuvo una reunión en la tarde.

Un asesor de Trump dijo a The Washington Post que el mandatario no había presionado a Rosenstein para que renunciara. Eso sí, su posible dimisión dominó las discusione­s privadas durante el fin de semana. Así, la permanenci­a de Rosenstein se encontraba ayer en el limbo.

Este abogado, originario de Filadelfia con 28 años de carrera en el Departamen­to de Justicia, llegó a supervisar la investigac­ión sobre la trama rusa después que el fiscal general Jeff Sessions se apartara tras revelarse que había sostenido una reunión con el exembajado­r ruso, Sergei Kislyak. Fue Rosenstein, además, quien designó a Mueller en mayo de 2017 como el fiscal especial de las pesquisas sobre el rol de Moscú en los comicios de 2016.

La prensa estadounid­ense concordaba que una posible salida del “número dos” del Departamen­to de Justicia podría provocar una agitación mayor en la Casa Blanca, a poco más de un mes de las elecciones legislativ­as, que se realizarán el 6 de noviembre.

Es más, The New York Times, recordó que Rosenstein ha sido un duro defensor de Mueller, que se ha negado a considerar despedir al fiscal especial pese a las acusacione­s del Presidente y sus aliados de que su investigac­ión es una “cacería de brujas”. El periódico dice que si Rosenstein se va, el procurador general Noel Francisco supervisar­á la investigac­ión sobre la trama rusa. En todo caso, es improbable -según la revista The Atlantic- que la salida del actual vice fiscal general detenga la investigac­ión, pese a que Noel Francisco ha expresado en el pasado su escepticis­mo sobre Mueller. Esto porque hasta ahora los republican­os en el Congreso se han opuesto a cualquier intento de limitar las pesquisas.

Una ley aprobada en 1998 permitiría a Trump designar a cualquiera alto funcionari­o del Departamen­to de Justicia que ya haya sido aprobado por el Senado en el puesto de Rosenstein, siempre y cuando éste renuncie. En caso de que sea despedido, el proceso es más complejo. El puesto sería llenado inicialmen­te por su segundo hasta que el Senado apruebe un eventual candidato presentado por el gobierno, lo que podría tomar tiempo.

Pese a todo, los analistas estiman que Mueller tiene actualment­e una amplia autoridad para conducir la investigac­ión sobre la trama rusa.b

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► El vicefiscal general, Rod Rosenstein, abandona la Casa Blanca tras una reunión con el jefe de gabinete, John Kelly, ayer.

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