DIÁLOGOS Y ACUERDOS
SEÑOR DIRECTOR
El país requiere avanzar en materias fundamentales, las cuales deben ser establecidas mediante acuerdos que reflejen el mayor consenso posible. Esto es una demanda que la población viene haciendo hace ya un tiempo, y que sin duda es reflejo de la polarización con que el gobierno anterior se desempeñó.
Quien tiene la mayor cuota de responsabilidad en lograr estos acuerdos es el gobierno, que debe compatibilizar la agenda con la fue electo con las contingencias que debe enfrentar. Tarea compleja de resolver. Reconocemos que gobernar en coalición no es una cosa sencilla y que formar parte de una implica distribuir y compartir poder con el propósito de gobernar; ese es el desafío mayor.
En gobiernos de coalición, la labor de establecer una agenda política tiene varias complejidades, pero si no se pierde el objetivo de mantener la unidad de la misma se avanza de manera significativa en la tarea de gobernar.
En la búsqueda de los acuerdos, la primera razón es conseguir el apoyo de los propios partidos que sostienen al gobierno, lo que implica canales fluidos de diálogo entre las distintas autoridades políticas, tanto electas como de designación. El rol político de los ministros en este aspecto es fundamental a la hora de hacer llegar las prioridades del gobierno a los parlamentarios, que deberán apoyar las decisiones legislativas o administrativas que se adopten.
La necesidad de diálogo también se extiende hacía la oposición, situación que en la actualidad es mucho más compleja para el gobierno de lo que tradicionalmente había sido, al contar hoy con al menos tres oposiciones diferenciadas.
Estas oposiciones se manifiestan de forma errática y por lo general confusa, lo que hace difícil establecer canales de comunicación permanentes y efectivos para enfrentar los diversos temas en debate.
Sin embargo, no debe perderse de vista quién gobierna hoy el país, ya que una cosa es que la oposición se siente a conversar y plantee sus puntos de vistas, a que exija que su opinión sea incorporada en las decisiones del gobierno. Aquí radica la capacidad de conducción política de esta administración.