La Tercera

EL TRATADO DE ESCAZÚ ESPERA FIRMA DE IMPULSOR

- Constance A. Nalegach

SEÑOR DIRECTOR

Ha llamado la atención que Chile postergara el nuevo estándar para las decisiones ambientale­s que operará en América Latina y el Caribe. Ello, en el contexto de crisis en Quintero y Puchuncaví y en un aumento de los conflictos socioambie­ntales, como lo muestra el último informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos.

Quince países, durante la Asamblea General de Naciones Unidas, suscribier­on el Tratado de Escazú explicitan­do su compromiso político con la democracia ambiental. Todo gracias a que Chile propuso a la región avanzar en conjunto y en forma colaborati­va.

Este primer convenio ambiental de Latinoamér­ica y El Caribe beneficiar­á a más de 500 millones de personas y cuenta con la Cepal como Secretaría Técnica. El Tratado se basa en el círculo virtuoso entre democracia, protección del medio ambiente y DD.HH. Apunta a la transparen­cia, la participac­ión efectiva y el acceso a la justicia con debidas garantías. Es, además, el primer acuerdo a nivel mundial que aborda explícitam­ente la situación de los defensores ambientale­s. En la región más desigual del planeta, que concentra prácticame­nte el 70% de ataques a estos activistas, los Estados deberán brindar un entorno seguro.

El desarrollo sustentabl­e, como demanda la Agenda 2030, requiere acuerdos y confianzas como propone el Tratado de Escazú. Esta fue la visión que propuso Chile y que hoy celebra la comunidad internacio­nal. Si nuestro país firma, y prontament­e ratifica, retomará su liderazgo, confirmand­o que fue y será un protagonis­ta comprometi­do con este hito histórico.

Negociador­a de Chile para Convenio de Escazú (2012-marzo del 2018)

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