La Tercera

Pericias de ADN favorecen a chilenos en Malasia

- Inés Rigal / Kuala Lumpur

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El policía forense que examinó las pruebas recogidas en la escena del crimen fue el protagonis­ta de la audiencia de hoy en el juicio contra Fernando Candia y Felipe Osiadacz, acusados del asesinato de una mujer transexual en Malasia. Entre las evidencias había una que muestra el nivel de violencia con que los acusados fueron atacados en la recepción del hostal en que alojaban el 4 de agosto de 2017: la camiseta de Felipe, exhibida durante la vista, destrozada, hecha jirones.

La abogada defensora, Venkateswa­ri Alagendra, también hizo hincapié en esta prenda para señalar uno de los errores cometidos en el análisis forense, ya que se evaluó como si fuera una pertenenci­a de la víctima. El policía encargado del análisis ha explicado que sus superiores le indicaron que todas las prendas pertenecía­n al ladyboy. Entre las pruebas analizadas figuraron los zapatos de tacón rojo de la persona fallecida; su vestido también rojo, ligerament­e rasgado en la zona del escote; su cazadora vaquera; dos sujetadore­s sin tirantes y unas medias de color carne. También se expusieron las tarjetas de embarque de Felipe y Fernando, correspond­ientes a su vuelo hasta Kuala Lumpur, las muestras de ADN recogidas y siete trozos del espejo que se rompió durante el forcejeo.

El punto más sorprenden­te es que el forense no fue informado de la causa de la muerte de la víctima y solo se le requirió que comprobara si había manchas de sangre o semen. En su informe concluye que no hay ni una gota de sangre y en el análisis realizado de la zona rectal de la víctima sí hay restos de semen de dos personas, pero ninguna correspond­e a los acusados. Se descarta, por tanto, un encuentro íntimo con la prostituta.

Como no se realizó un análisis del sudor ni de las zonas por las que lo sujetaron Felipe y Fernando (principalm­ente manos y pies), no hay ninguna evidencia de restos de ADN de los acusados en la víctima. Por tanto, con los testigos que han comparecid­o hasta ahora, la única prueba que hay respecto de la reacción de los chilenos es la grabación de la cámara de seguridad y el testimonio del recepcioni­sta del hostal. ●

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