Expectativas de PIB del segundo semestre se acotan en torno a 3%
SEÑOR DIRECTOR
La noche del 4 de octubre se sintieron varios bombazos en distintos puntos de Santiago, y apagones de luz durante esa larga noche. Existía una mezcla tensionada de esperanza y de temor. Era un preámbulo importante del hito histórico que culminó con el plebiscito el día después. Los apagones fueron, a la luz posterior de los hechos, un anticipo del final del régimen de Pinochet: su derrota en las urnas fue inesperada para la dictadura, contundente en las cifras, alegre y esperanzadora para la gran mayoría de todos nosotros. Algo drástico había cambiado, y para bien de los chilenos.
En esos años me tocó cooperar por la vía de los encuentros en el CED, dirigido por el estratega Edgardo Boeninger, así como también en comisiones de la DC y en la cercanía y diálogo con los amigos del histórico Ceplan. Participé activamente en el directorio del Diario La Época, obra indeleble del senador Hamilton y del periodista Emilio Phillippi. Mi continua cercanía con las familias Aylwin y Frei venían de muy larga data, iniciada por mis padres. Eran tiempos de hervidero intelectual, conversaciones de futuro y de preparación de la apertura política que vendría más temprano que tarde.
Dicho en perspectiva: a las aguas turbulentas del período 1970- 1988 arribó al país el ánimo de hacer puentes y de construir acuerdos; del ejercicio del voto libre y soberano; de una transición no perfecta pero en la mayoría de sus frentes ejemplar.
Luego se agitan las pasiones –en la calle y en el ejercicio del poder– durante el quinquenio 2013 – 2017. Éstas más tarde se atemperan y se reencauzan.
La obligación que tenemos ahora para esta segunda transición es honrar los sacrificios humanos y sociales de millones de chilenos, en casi 20 años, dando significado de futuro y perspectiva de progreso social a la actual generación y a las venideras. De alguna forma paradojal podemos pensar que esta nueva transición empieza a aflorar.
Ojalá los puentes se construyan con cimientos sólidos que merezcan el macizo reconocimiento ciudadano del futuro.
Eduardo Aninat Ureta
Exministro de Estado