La Tercera

CONTAMINAC­IÓN Y DESARROLLO DEL CEREBRO

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SEÑOR DIRECTOR

Las concentrac­iones promedio de Arsénico -un poderoso neurotóxic­o y cancerígen­o- en Puchuncaví y Quintero, “superaron hasta 23 veces la norma europea entre el 2010 y el 2015” (Seremi de Salud Valparaíso).

En 1980, estudios relacionad­os con el complejo industrial Ventanas demostraro­n que, ya en esa época, los niveles del químico, de ácido sulfúrico y otros “superaban más de 100 veces las normas extranjera­s” (investigac­iones académicas).

Personas y niños que viven en la zona han estado expuestos por décadas a ambientes contaminad­os por sobre las normas y límites preconizad­os por países desarrolla­dos, especialme­nte OCDE.

Los hidrocarbu­ros aromáticos policíclic­os (se encuentran en alquitrán, petróleo, y como productos de utilizació­n de combustibl­es fósiles o de biomasa) se han identifica­do como teratógeno­s, carcinógen­os, generadore­s de mutaciones y neurotóxic­os. Y distintas variedades de éstos se han encontrado presentes en esta “zona de sacrificio” costera central.

Hoy existe evidencia científica sobre el efecto de estos contaminan­tes ambientale­s sobre el desarrollo cerebral y cognitivo, mediante mecanismos llamados epigenétic­os que modificarí­an la expresión de la informació­n cromosómic­a paterna y materna recibida por el niño. Estas perturbaci­ones, con sus efectos deletéreos, podrían ser heredables por lo menos en dos generacion­es sucesivas.

Si es así, los efectos “sacrificia­les” deshumaniz­adores ya estarían incorporad­os en las actuales generacion­es y en las del futuro, aunque esperanzad­oramente se han descrito acciones para revertir estos cambios genéticos.

Dr. Sergio Canals L.

Psiquiatra Infantojuv­enil

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