La Tercera

El Nobel de la Paz para dos luchadores contra la violencia sexual

El ginecólogo congoleño Denis Mukwege y la exesclava del Estado Islámico, Nadia Murad, son los galardonad­os por su misión contra la agresión sexual como arma de guerra.

- Valentina Jofré

Por sus “esfuerzos para acabar con el uso de la violencia sexual como arma de guerra”, fueron galardonad­os con el Premio Nobel de la Paz el médico congoleño Denis Mukwege y Yazidi Nadia Murad, una exesclava del Estado Islámico (EI). Los premiados en esta edición del Nobel encarnan una causa mundial que traspasa las fronteras de los conflictos y las guerras. Prueba de eso es el movimiento global que se desencaden­ó hace un año y que denuncia las agresiones y el acoso sexual hacia las mujeres: el #MeToo.

“Denis Mukwege es alguien que ha dedicado su vida a la defensa de las víctimas de violencia sexual en tiempos de guerra. Nadia Murad es la testigo que relata los abusos perpetrado­s contra ella y contra otros “, dijo el presidente del Comité Nobel de Noruega, Berit Reiss-Andersen.

Esclavizad­a por el EI

El 3 de agosto de 2014, el pueblo de Kocho, en la región de Sinjar en Irak, fue invadida por los yihadistas del Estado Islámico. El EI quería convertir a la comunidad de yazidíes al Islam y muchos hombres fueron asesinados y tirados en fosas comunes, los más jóvenes eran reclutados a la fuerza, y las niñas y mujeres esclavizad­as, con un futuro que les deparaba una vida de tortura y violación. Nadia Murad estaba entre ellas, con apenas 21 años.

Murad fue llevada a la fuerza a Mosul, la capital iraquí del Estado Islámico. Allí fue vendida, violada y torturada varias veces. Pero Murad sobrevivió y logró escapar. Lo hizo con la ayuda de una familia musulmana que le entregó documentos de identidad para poder llegar a un refugio en el Kurdistán iraquí, donde miles de yazidís de la región de Sinjar están desplazado­s.

En estos campamento­s, Murad se unió a la organizaci­ón de jóvenes yazidís refugiados “Yazda”, y acompañado por su activismo, se convirtió en vocera de las mujeres yazidíes que han sido víctimas de agresiones sexuales y torturas al ser esclavizad­as por el Estado Is-

lámico. Su misión ha sido recordar al mundo que miles de mujeres permanecen en cautiverio, incluso con sus hijos.

Nadia Murad se estableció en Alemania y comenzó a contarle al mundo su experienci­a. En diciembre de 2015, habló ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas e instó a los gobiernos a prestar atención a la difícil situación de las mujeres y niños yazidíes que han desapareci­do después de ser secuestrad­os por el EI. En 2016 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la ONU para la Dignidad de los Sobrevivie­ntes de la Trata de Seres Humanos. En 2017, ella y otra activista yazidí, Lamia Haji Bachar, recibieron el Premio Sájarov.

En su discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU relató que fue obligada a casarse con un yihadista que la golpeaba y que “incapaz de soportar tantas violacione­s” decidió escapar.

El “reparador” de mujeres

No era la primera vez que Denis Mukwege era nominado al Nobel de la Paz. El ginecólogo congoleño fue propuesto varias veces para el galardón por su labor “reparando” mujeres violadas, víctimas de los conflictos en el este de la República del Congo, o mutiladas como parte de un ritual que tiene como objetivo eliminar el clítoris.

Su labor se fue dando con el tiempo y principalm­ente al ser testigo de la situación de muchas mujeres congoleñas. Mukwege nació en 1955 en Bukavu. Estudió medicina al otro lado de la frontera en Burundi y luego se especializ­ó en ginecologí­a y obstetrici­a en Francia. Pero los crecientes conflictos en su ciudad natal lo hicieron volver a Bukavu, en donde creó el hospital Panzi, en 1999, establecim­iento que hoy con 63 años aún dirige. Su intención era dedicarse a asistir a mujeres embarazada­s y a combatir problemas como la mortalidad después del parto.

Pero su convicción de ayudar a mujeres agredidas sexualment­e se fue dando a medida que le llegaban pacientes con historias que lo dejaban helado. “(Una paciente) me dijo que había sido violada por seis soldados y que uno de ellos le disparó en su vagina. ¿Cómo fue posible tal crueldad? ¿Por qué esta obstinació­n para mutilar?” ha comentado en previas entrevista­s el Dr. Mukwege.

Pero su labor también lo ha llevado a ser sido víctimas de atentados en su contra. El 25 de octubre de 2012 en Bukavu, cinco hombres armados irrumpiero­n en su

casa a esperar su llegada. Cuando el médico llegó, lo sacaron de su auto y lo apuntaron con una pistola en la sien. En ese minuto, uno de sus empleados le gritó a uno de los atacantes a quien le disparaban. Los atacantes optaron por huir rápidament­e y el doctor se salvó. Aquello sucedió un mes después de que expresara un discurso en la ONU en el que pedía a una “condena unánime” contra los grupos rebeldes “responsabl­es de actos de violencia sexual”. El médico ha denunciado sin cesar que “el uso generaliza­do de la violencia sexual, como las armas químicas y las minas antiperson­ales, es barato y terribleme­nte eficaz”.

“Esto demuestra que ustedes (las mujeres) ya han sido reconocida­s. Este premio no tendría sentido si no reconocier­a la lucha de la mujer”, dijo Mukwege según informó el diario congoleño Actualité.

“Comparto este premio con las minorías perseguida­s y las incontable­s víctimas de violencia sexual”. NADIA MURAD EXESCLAVA DEL E. ISLÁMICO

“Este premio no tendría sentido si no reconocier­a la lucha de la mujer”. DENIS MUKWEGE GINECÓLOGO CONGOLEÑO

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► El médico Denis Mukwege durante un encuentro con mujeres en la República Democrátic­a del Congo.
 ??  ?? ► Nadia Murad saluda a los combatient­es kurdos de Peshmerga en un punto defensivo cerca de Sinjar, en 2017.
► Nadia Murad saluda a los combatient­es kurdos de Peshmerga en un punto defensivo cerca de Sinjar, en 2017.

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