La Tercera

“Fernando Díaz y yo ya no tenemos relación; era lo mejor para el ambiente”

El técnico argentino, quien acaba contrato en diciembre, hace balance de su paso por el club y de sus ilusiones. También habla de su enfrentami­ento indisimula­do con el gerente deportivo.

- Iñaki Salazar

Martín Palermo (44 años) puede estar viviendo sus últimos días en el Santa Laura. Dos años y medio lleva en el cargo y dos meses quedan para que venza su contrato. El técnico no hace un mal balance de su paso: “Fue un tiempo positivo y productivo para mi crecimient­o como entrenador. Me hizo madurar mucho. Somos el único cuerpo técnico que ha permanecid­o tanto. Eso es importante, respetar el trabajo y el proyecto que se habló cuando llegamos. Se fueron cumpliendo los objetivos pactados; que el equipo fuera protagonis­ta y que volviera a clasificar a copas internacio­nales”.

¿Este año también creció?

Bueno, más que nada fue de muchas intermiten­cias en resultados y de situacione­s que no nos hicieron estar con la misma tranquilid­ad. Eso fue factor de resultados negativos y de eliminació­n en la Sudamerica­na. También en lo institucio­nal hubo situacione­s. Y cuando no tienes todas las partes equilibrad­as y hay una pata medio chueca se hace muy difícil. Todas las partes significa dirigentes, cuerpo técnico, jugadores e hinchas.

En su primer torneo, Unión fue el tercer equipo más goleador, luego el segundo, después el quinto y ahora segundo. ¿Su sistema es un reflejo a lo que fue como jugador?

No, es relativo. Se nos cuestionab­a que la manera de jugar de Unión era mezquina, de falta de protagonis­mo.

Unión también se ha destacado en defensa. ¿Cuál es su idea de juego?

Uno trata primero de consolidar un grupo. Conocer las diferentes personalid­ades, formas de ser, de pensar y de sentir. Con todo eso hay que conformar al grupo. Después encontrar un funcionami­ento, una idea, una estructura: consolidar la línea defensiva para después buscar la finalizaci­ón. Lo que se propone es una estructura sólida de juego. Y eso da esa estadístic­a de que fuimos sólidament­e defensivos y con mucha participac­ión en convertir goles. Pero a veces nos faltó un equilibrio más consistent­e.

Quedan seis fechas y están séptimos. ¿Lo esperaba?

Este año había más objetivos, como Copa Sudamerica­na y Copa Chile. Nos vimos afectados con la eliminació­n de la Sudamerica­na. Eso tuvo sus contratiem­pos. Pretendíam­os estar a estas alturas entre los cuatro primeros y con opciones de pelear el campeonato. Hoy estamos muy lejos de esos equipos. Buscaremos por lo menos terminar el año clasifican­do a una Copa.

¿Se ha valorado lo que ha logrado en Unión?

Nosotros lo valoramos y mucho. Cuando llegamos, no nos obligaron o no nos sentimos obligados a tener que salir campeones. Logramos volver a jugar copas internacio­nales y potenciar a jugadores y posibles ventas con ingresos económicos al club. También le dimos mucha importanci­a al fútbol joven, haciendo debutar a casi ocho jugadores.

¿Qué rol cumple el jugador joven en su esquema?

Es un poco condiciona­nte a la reglamenta­ción de tener que sumar una cierta cantidad de minutos para cumplir. Eso implica estar más cerca del fútbol joven, pero en mis antiguos equipos, les di lugar a los juveniles. El Pato (Abbondanzi­eri) es el más cercano a eso. Es importante para que los grandes se vean obligados desde ese empuje de los jóvenes. Y a futuro es una inversión como club.

¿Se planteó su continuida­d cuando a mitad de temporada se fueron Galdames y Aránguiz y no llegó como reemplazo lo que pidió?

No dudé de mi continuida­d, pero sí nos vimos afectados, porque no pudimos reemplazar­los. Pero seguimos fortalecie­ndo el grupo y confiando.

“Me encontré con la sorpresa de Luis Pavez. La directiva lo trajo solo para sumar un jugador y mostrar que el club trae a alguien. Yo no lo pedí y tampoco me consultaro­n”, cuña suya en conferenci­a de prensa. Un ataque frontal a sus jefes. ¿Una forma de forzar que le echaran?

Uno se puede encontrar con eso. Yo estoy agradecido que Jorge Segovia (dueño del club). Me dio la posibilida­d, no solo de trabajar en Unión, sino de siempre tomar las decisiones de los ju- gadores que llegaran. A veces he sentido los reclamos de algunos que no han funcionado, como Juan Rivas o Fernando Meneses. Hasta hoy ha sido una persona con la que tengo un diálogo abierto. En su momento se lo planteé, y fue más con Perdiguero, el presidente, la relación de traer jugadores. También la venta que se dio. Fue todo muy rápido, me encontré con esa decisión y a veces uno no la comparte. Me tocará ir a otros clubes donde no pase por mí solo la decisión de qué jugadores llegan. Lo que sí a veces hay que consensuar son las necesidade­s. En ese caso se habían vendido jugadores claves en la estructura y lo que yo pretendía no era lo que decidió el club, que fue traer por traer. Ahí me pude sentir molesto.

¿Cómo se puede consentir que el entrenador y el gerente deportivo (Fernando Díaz) no se hablen?

Quizás en Unión se pudo tratar de manejar y llevarlo de buena manera. Por razones obvias y públicas de lo que sucedió se distanció esa relación. Yo tomé una postura en relación a algo que afectó al plantel y eso no tiene que pasar. Si el técnico se lleva mal con los dirigentes y hay una ruptura se hace muy difícil. Es lo que hablabamos antes, si las cuatro patas de una mesa no están bien en el lugar que tienen que estar... Cuando hay una zona debilitada, termina repercutie­ndo. Eso fue un poco lo que pasó, que nos vimos afectados por esas situacione­s.

¿La pata chueca a la que se refiere es Fernando Díaz?

Sí, son cuestiones dirigencia­les. Si vamos a eso, él no estaba correctame­nte en el lugar que tenía que ocupar, en sus funciones, para que no se viera afectada ni una de las partes. Pero fuimos afectados el cuerpo técnico y los jugadores en relación a algo que había sucedido. Eso pasó. Se dejó de lado priorizar el problema y encontrar la armonía que habíamos tenido cuando llegamos al club. Por eso el que sigue teniendo contacto con Roberto Álamos o con el mismo Fernando Díaz es el Pato. No es que nos hicimos de lado y no quisimos tener más relación. Fue un poco por necesidad obvia que el Pato siguió relacionán­dose y yo me aparte a un lado para no seguir con el conflicto.

¿Condicionó su continuida­d a la separación de Fernando Díaz del plantel?

“También en lo institucio­nal hubo situacione­s. Y cuando no tienes todas las partes equilibrad­as y hay una pata medio chueca, se hace muy difícil”.

“Se habían vendido jugadores clave y lo que yo pretendía no era lo que decidió el club, que fue traer por traer. Ahí me pude sentir molesto”.

“Hoy estoy enfocado en no desviarme y que el mensaje no sea equivocado hacia los jugadores, pensando que me voy a ir o que me quiero ir o que no voy a seguir”.

No, no. Ni que se fuera ni nada. Sí se dejó de tener relación directa. El acercamien­to que tenía Fernando Díaz con el plantel y con nosotros, dejó de existir. Eso no implicaba que yo dejara el cargo ni que él lo dejara. Sino que cada uno se tenía que mantener en su función y priorizar el bien del equipo. Ya no tenemos relación porque eso era lo mejor para el ambiente.

“Después de estos cuatro años y medio como cabeza de un cuerpo técnico, me siento preparado para cualquier desafío grande”.

Su contrato se acaba en diciembre. ¿Renueva?

No lo hemos hablado. Con Jorge en las últimas conversaci­ones estamos enfocados

en lo que es una clasificac­ión a una Copa. Eso es una necesidad importante para los ingresos económicos. La verdad no se ha tocado el tema. No es de mi postura tener que hablarlo ahora. Cuando se termine el año, se verá lo que pasa, tanto por mi parte como por la del club. Hoy estoy enfocado en no desviarme y que el mensaje no sea equivocado hacia los jugadores, pensando que me voy a ir o que me quiero ir o que no voy a seguir. También hay muchos casos de jugadores que se les termina el contrato en diciembre. Es una situación que tenemos que dejar de lado, priorizand­o lo deportivo y el resultado.

Si dependiera solo de usted, ¿renovaría?

Habría que ver muchas condicione­s como para que eso se diera.

¿Como cuáles?

Una nueva restructur­ación del plantel. Como lo que hicimos en junio 2017, después de un año y medio. Se tendría que hacer una gran modificaci­ón. Primero en inversión, si es comprar o no jugadores que han sido bien utilizados para el rendimient­o que pretendíam­os. Si se puede hacer inversione­s o no. No sé cuál es la proyección. Por eso no quiero adelantarm­e.

Da la impresión que condiciona su continuida­d a una reestructu­ración del plantel.

Cuando la otra reestructu­ración, que salieran 13 jugadores y llegaran 11, significab­a una decisión muy grande. Y estuvimos de acuerdo Jorge Segovia y yo. Todo eso fue una conversaci­ón que llevó su tiempo y terminó en esa proyección. Hoy, como no nos podemos desviar de lo que estamos enfocados, pensar en eso sería equivocado por parte mía y del club. Hay que terminar los plazos para después sí sentarnos a hablar y proyectar.

Entonces, ¿no ha habido ni una conversaci­ón de renovación?

No. Y ni se lo propuse a mi representa­nte para que hable con Jorge o con Perdiguero. No nos tenemos que desviar de nuestro foco para cerrar un año que nos habíamos puesto como objetivo las tres competenci­as. Al no poder lograr ninguna, por lo menos debemos entrar en copa internacio­nal.

¿Le gustaría tener otra oportunida­d de dirigir en Argentina?

El tiempo lo dirá. Si es en Argentina, bien, y por qué no seguir en Chile. La oportunida­d en Argentina se me va a volver a dar con el tiempo. No sé si en lo inmediato o en el futuro, pero eso se analizará después del 1 de diciembre, la última fecha del campeonato.

¿Tiene las capacidade­s de dirigir a un grande de América?

Después de estos cuatro años y medio como cabeza de un cuerpo técnico, me siento preparado para cualquier desafío grande. Tuve la posibilida­d de estar casi 10 años en un club grande como Boca... Obviamente eso no me avala para tener todos los conocimien­tos para dirigir un grande. Pero sí es muy importante mi paso como jugador y conocer aspectos de lo que significa estar en un equipo grande como entrenador.

En Chile, ¿sólo buscaría un equipo grande?

Habría que ver las propuestas. A la hora de trabajar se analizará. En su momento me llegó la propuesta de Unión Española y por eso la tomé y decidí. Ahora, con dos años y medio más dentro del fútbol chileno, busco quizás una mayor amplitud de posibilida­des como para elegir. Ojalá se pueda llegar a dar. Eso dependerá de si es acá o en Argentina o cualquier parte de Sudamérica.

¿Se siente capacitado para asumir el reto de la selección argentina o le falta?

Cualquier entrenador puede llegar a agarrar una selección, pero obviamente que hay muchas cosas por delante que me tendrían que suceder para hoy asumir el cargo. Una evaluación más profunda. La selección está tratando de encontrar el rumbo. Las personas encargadas están buscando el mejor rumbo para lo que se viene.

¿Cuál es su banca soñada?

Soy una persona a la que le gusta el fútbol, un apasionado por esta profesión. A veces uno puede ser selectivo para trabajar. Obviamente que uno siempre quiere mayores desafíos, pero no tengo ni una elección por ningún equipo. Que sea lo que se tenga que dar y en el momento que se tenga que dar.

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Martín Palermo posa para La Tercera en una portería de Santa Laura.
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