La Tercera

“Bolsonaro es un nostálgico de la dictadura militar”

En entrevista con La Tercera, la líder ecologista afirma que “nadie sabe cuáles son sus ideas (de Bolsonaro)”. En el caso de Haddad, asegura que “el PT quiere volver al poder para vengarse de la Lava Jato”.

- Fernando Fuentes Enviado especial a Sao Paulo

Esta es la tercera que vez que Marina Silva disputa la presidenci­a brasileña. En las elecciones de 2010 la líder ecologista obtuvo algo más del 19% de los votos y cuatro años más tarde elevó ese porcentaje hasta cerca del 22%. En las dos citas electorale­s quedó en tercera posición y no pudo acceder a la segunda vuelta, que en ambos casos terminó ganando Dilma Rousseff.

Candidata ahora por el partido Red Sustentabi­lidad (Rede), la exministra de Medio Ambiente de Lula marcha quinta en la carrera presidenci­al, con un 3% de intención de voto, según Datafolha. De cara a estos comicios, Silva señala en esta entrevista con La Tercera que los dos “candidatos de la polarizaci­ón”, por el ultraderec­hista Jair Bolsonaro y el petista Fernando Haddad, “traen riesgos a la democracia en Brasil”

En su opinión, ¿cuáles son los principale­s problemas que Brasil enfrenta hoy?

Brasil está en una profunda crisis económica, fiscal, política y ética. No hemos sabido aprovechar el buen contexto internacio­nal de la primera década del siglo para sedimentar las bases del crecimient­o sostenible con competitiv­idad. Después del segundo gobierno de Lula, quedó claro que el sistema político optó por cambiar un proyecto de país por un proyecto de poder, lo que llevó a la corrupción endémica y sistémica revelada por la Operación Lava Jato. Con los errores primarios de conducción de la economía en el gobierno de Dilma Rousseff, el país entró en la peor recesión de su historia. En 2014 esto se agravó debido al uso de dinero de corrupción para influencia­r las elecciones y de un gobierno que no tenía cómo sostenerse y que acabó cayendo. Se añadió, pues, un elemento de crisis política a un cuadro que ya era dramático. El saldo de eso fueron 13 millones de desemplead­os en un país que ya fue de pleno empleo y la pérdida de conquistas económicas y sociales. Son estos los principale­s problemas que Brasil enfrenta hoy. Ahora, con una sociedad dividida, frustrada y ante un movimiento conservado­r, lo que corre riesgo es la propia democracia.

¿Por qué quiere ser Presidenta de Brasil? ¿Cuáles son sus propuestas?

Quiero ser Presidenta de Brasil porque soy la persona más capaz de unir el país y cerrar la polarizaci­ón política que amenaza nuestra democracia. Como me quedaré sólo cuatro años, tengo condicione­s de hacer los cambios de ruta necesarios en la política, la economía y la inclusión social. Quiero ser Presidenta de Brasil para crear un nuevo ciclo de prosperida­d, insertando al país en la economía del siglo XXI. Quiero ser Presidenta para iniciar acciones a largo plazo sin las cuales Brasil jamás podrá escapar de la trampa de la renta media: desarrolla­r nuestras potenciali­dades en los sectores de servicios, producción sustentabl­e de commoditie­s minerales y agrícolas y productos industrial­es. Para eso, es crucial avanzar en la protección de la primera infancia; avanzar en la universali­zación del saneamient­o básico; reformar la previsión social y el sistema tributario; e integrar la economía brasileña a las cadenas globales de valor, con estímulo a la innovación tecnológic­a.

¿Por qué cree que puede ganar?

En primer lugar, porque yo y Eduardo Jorge tenemos las mejores propuestas para crear un nuevo ciclo de prosperida­d para el país. Casi la mitad de la población no apoya a ninguno de los candidatos de la polarizaci­ón. La elección de 2018 es la más incierta de nuestra historia y aún tenemos un gran contingent­e de mujeres y jóvenes indecisos. Estas personas definirán su voto a última hora. Son más reflexivas. Y mi voto es un voto más racional. Cuando disputé el Senado en 1994, todas las encuestas me dejaban en cuarto lugar hasta el día de la elección. Y fui elegida en primer lugar, como la senadora más votada de toda la historia de Acre.

Usted reiteró que personalme­nte está en contra del aborto, pero que defiende un plebiscito para discutir el tema a nivel nacional. Las encuestas muestran que, a causa de este debate, usted ha perdido el apoyo de los evangélico­s. ¿Le preocupa esta situación?

Mi posición sobre el aborto es bien conocida desde 2010 y no me ha impedido tener apoyo masivo de los evangélico­s en dos elecciones. Estoy contra el aborto. En Brasil, ya existe aborto legal en caso de anencefali­a, violación o riesgo de vida para la madre. Cualquier ampliación más allá de lo que la ley ya permite, dada la complejida­d del tema -por involucrar cuestiones de naturaleza ética, filosófica, religiosa y moral- no puede ser decidida por sólo 513 diputados y 81 senadores, hasta porque, en varias democracia­s avanzadas, las cuestiones con ese grado de complejida­d son decididas por el conjunto de la sociedad mediante la convocator­ia de plebiscito­s. El Presidente de la República no convoca plebiscito­s; quien lo hace es el Congreso.

¿A qué peligros se enfrenta Brasil si Jair Bolsonaro es elegido Presidente?

Ambos candidatos de la polarizaci­ón traen riesgos a la democracia en Brasil. Bolsonaro es un nostálgico de la dictadura militar que ya defendió ejecucione­s masivas y rindió homenaje a la memoria de uno de los peores criminales de la dictadura. Ha cuestionad­o repetidame­nte la legitimida­d de las elecciones, desprecia a las minorías y las mujeres y últimament­e su vicepresid­ente defiende que se haga una nueva Constituci­ón por un grupo de notables y sin el Congreso, así como Nicolás Maduro hizo en Venezuela. ¿Cuáles son las ideas de Bolsonaro para el país? Nadie sabe cuáles son, además de la aberración de armar a los ciudadanos como forma de enfrentar el grave problema de la falta de seguridad pública. Pero no es sólo él. El candidato una vez más fabricado por el expresiden­te Lula también tiene propuestas que amenazan la democracia, como convocar a una Constituye­nte exclusiva, controlar la prensa y reformar el poder judicial. El PT quiere volver al poder para vengarse de la Lava Jato y del supuesto “golpe” del impeachmen­t. Entonces tenemos amenazas a la democracia tanto de la extrema derecha como de la izquierda populista fuertement­e involucrad­a con la corrupción.

¿Cree que Lula debería haber sido candidato?

“¿Cuáles son las ideas de Bolsonaro para el país? Nadie sabe, además de la aberración de armar a los ciudadanos como forma de enfrentar la falta de seguridad pública”.

“Soy la persona más capaz de unir el país y cerrar la polarizaci­ón política que amenaza nuestra democracia”.

La Ley de la Ficha Limpia es clarísima: condenados en segunda instancia no pueden ser candidatos. Lula fue condenado en segunda instancia, tras pasar por un proceso en el que su derecho a la legítima defensa fue concedido y ejercido. Por lo tanto, no podría ser candidato. ●

 ??  ?? ► La candidata Marina Silva saluda a sus partidario­s en el barrio de Rocinha en Río de Janeiro.
► La candidata Marina Silva saluda a sus partidario­s en el barrio de Rocinha en Río de Janeiro.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile