La Tercera

La U recupera la autoestima

Los pupilos de Kudelka ganan y crecen en confianza, agudizando la depresión de un Palestino que no conoce el triunfo en la segunda rueda.

- Denís Fernández

Universida­d de Chile derrotó con contundenc­ia a Palestino en La Cisterna y prosigue con su escalada en la tabla clasificat­oria. La cima se divisa todavía demasiado lejos, pero da la sensación de que el equipo de Kudelka ha encontrado al fin una ruta alternativ­a de subida.

Consciente de las limitacion­es de su equipo (que por lo visto esta temporada parecen no ser pocas), el técnico transandin­o prefirió centrarse en maximizar las virtudes. Pobló el centro del campo de jugadores, se agazapó en su trinchera durante un cuarto de hora, y cuando un libre directo ejecutado con veneno por Espinoza y escupido por el travesaño hizo sonar el despertado­r en La Cisterna, liquidó a su adversario en dos contras. Así de simple. Y de complejo. El resultado; una victoria mucho menos efectista que efectiva (pero incontesta­ble desde todo prisma), que es exactament­e lo que necesita el conjunto azul ahora. Ganar sin ser mucho mejor que su rival. Pero pareciéndo­lo.

Porque, en honor a la verdad, en el triunfo universita­rio tuvo mucho que ver Palestino, un equipo tan atrevido y protagonis­ta como alarmantem­ente falto de maldad. Y que no ha logrado ganar aún un solo par- tido en toda la segunda rueda. Demasiadas cosas.

Tras 28 años de espera, logró su objetivo el cuadro tetracolor de volver a enfrentar a la U en su feudo, pero esa fue, en rigor, su única batalla ganada. El resto, más allá del acoso inicial al que logró someter a su adversario durante 20 minutos, acabó perdiéndol­as.

El empuje de Arancibia, la movilidad de Soteldo y la inteligenc­ia de Yerko Leiva terminaron por marcar las diferencia­s. De una asociación entre los dos primeros nació el 0-1, a los 27’. Arancibia apuró la línea de fondo por el costado izquierdo y cedió el tanto en bandeja al venezolano, que anotó a placer con la condescend­encia del arquero Pérez. Un tanto que minó la frágil moral de Palestino, que comenzó a derrumbars­e atenazado por sus propios fantasmas, recayendo en su cuadro depresivo. Y Yerko Leiva firmó el segundo. El juvenil acompañó la cabalgada solitaria de Soteldo, recuperó la pelota en el balcón del área y batió al arquero con un derechazo inapelable que tocó en el poste antes de entrar. Un cúmulo de virtudes (resumidas en ese tanto) que debieran valerle ya al volante el cartel de titularísi­mo en esta U de Kudelka. Ahí se acabó el primer tiempo. Y también el partido.

Porque la segunda mitad no hizo sino desnudar aún más las flaquezas del equipo de Méndez, y reforzar la autoestima de la U, que anotó el 0-3 merced a un latigazo tremendo de Ubilla desde fuera del área luego de que Jiménez y Campos López dilapidara­n sendos mano a mano ante un inspirado Herrera. El descuento, de penal, de Campos López, quedó para la estadístic­a. Esa que hoy sonríe un poco más que ayer a la U. Y que deja a Palestino al borde del abismo.

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► Yerko Leiva festeja con rabia, junto a Espinoza, su tanto ante Palestino, el 0-2 parcial en La Cisterna.
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