La Tercera

BORIC Y SALUD MENTAL

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SEÑOR DIRECTOR

Bastó que Gabriel Boric publicara que padecía de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) para que recién la sociedad se enfocara en saber qué es esa enfermedad. Lo importante, a partir de su revelación, es constatar cuán tabú es la discapacid­ad mental: poquísimos están dispuestos a admitirla y muchos la padecen.

Según la Casen 2017, casi 391 mil personas declaran tener alguna dificultad psiquiátri­ca, mental o intelectua­l, un 33% más que las 294 mil que había en 2015. Más de 86 mil viven en pobreza multidimen­sional, un 39% más que en 2015.

En este contexto, ser pobre y tener discapacid­ad mental se traduce en una doble exclusión. Son los más marginados. Y Chile está al debe, no solo porque el presupuest­o para salud mental es el 2,3% del total del presupuest­o destinado a Salud, lo que nos deja bajo la recomendac­ión de la OMS, que es de al menos un 5%; también está en deuda con la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacid­ad de la ONU, ratificada en 2008, porque hay leyes en abierta contradicc­ión con los estándares asumidos. La Ley 18.600 per- mite privar de capacidad jurídica a las personas con discapacid­ad mental sin debido proceso. Y la 20.584 autoriza esteriliza­rlas.

Por eso, que Boric haya transparen­tado su TOC es positivo: reconoce una realidad que puede tocarle a cualquiera y contribuye a generar un cambio de mirada menos estigmatiz­adora y excluyente frente a la discapacid­ad mental y quienes la padecen.

Paulo Egenau Director social del Hogar de Cristo

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