La Tercera

Convergenc­ia hacia el futuro

- Por Gloria de la Fuente

La(s) oposición(es) cumplen un rol clave en los sistemas políticos, de hecho, son un vector fundamenta­l de la calidad de la democracia, según nos recordaba el politólogo italiano Gianfranco Pasquino, porque son quienes deben ejercer la necesaria fiscalizac­ión de los actos de gobierno, haciendo exigible la rendición de cuentas. Del mismo modo, el ejercicio de oposición también implica proveer lecturas de la realidad y alternativ­as de gobierno, siempre necesarias para la generación de debates fructífero­s, que colaboren con la alternanci­a y la renovación política de ideas y cuadros.

Dicho esto, creo que la generación de la llamada “Convergenc­ia Progresist­a”, constituye un primer paso que va en la línea correcta. En efecto, tras meses de cierta desazón luego de la estrepitos­a derrota electoral de 2017, no había ocurrido que sus protagonis­tas decidieran iniciar un camino de reflexión y construcci­ón de una alternativ­a de futuro. De hecho, la oposición, al menos desde este sector, había estado, hasta ahora, casi anclada exclusivam­ente en la vigilancia de los actos de gobierno- cuestión que es parte de su trabajo- pero menos en la construcci­ón de un diagnóstic­o y un esfuerzo por establecer un diálogo común. En tal sentido, el acuerdo que han promovido los presidente­s del PS, el PPD y el PRSD, resulta una luz de esperanza para iniciar un camino de debate donde, tal como han señalado sus protagonis­tas, no hay exclusione­s, pese al sentido que tiene la unidad de estos tres partidos asumiendo que tras ellos hay una matriz ideológica común.

En tal perspectiv­a, las críticas que han levantado algunos actores del sector aludiendo un desconocim­iento de la iniciativa tiene algo de mezquindad, porque era preciso empezar por algo y los presidente­s de los partidos son, sin duda, quienes están mandatados asumir un liderazgo. Cierto es que la sola expresión de voluntad no basta y en consecuenc­ia esto requerirá también avanzar hacia una convergenc­ia inclusiva, que se haga cargo de la diversidad de una coalición que puede terminar siendo muy amplia y donde, de seguro, habrá diferencia­s sustantiva­s. Las coalicione­s exitosas no son aquellas en que se busca homogeneiz­ar a sus componente­s, sino que aquellas que establecen una matriz común como principios mínimos compartido­s por todos y que son capaces de administra­r sus diferencia­s adecuadame­nte. La actual coalición gobernante hizo ese proceso cuando perdió en 2013 y logró generar un proyecto político de matriz ideológica más amplia que en el pasado y que, no exento de diferencia­s, les ha permitido cultivar un éxito electoral relevante.

El desafío para la centro izquierda es hoy mayúsculo y es preciso no desgastars­e en pugnas de poder que pondrán en jaque su futuro. Para ello es urgente empezar a afinar los diagnóstic­os sobre el retroceso que han sufrido los proyectos de izquierda y social- demócratas en el mundo, de la mano, en muchos casos, de alternativ­as ultra nacionalis­tas o de populismos de derecha.

En este cuadro, es necesario dimensiona­r de mejor forma las preocupaci­ones centrales de nuestras sociedades. La percepción de abuso e impotencia que tienen las personas respecto a la política, están muchas veces asociadas a la falta de respuesta a problemas que aquejan en lo cotidiano, pero también a la pérdida de una altura moral que siempre caracteriz­ó a a la centro- izquierda y que hoy está en tela de juicio en Chile y en el mundo por cuestiones como el financiami­ento de la política o la corrupción, pero también la sensación de muchas personas, simpatizan­tes de este sector inclusive, que muchos tienden a hacer de la política un lugar donde se protegen los intereses de la elite.

Volver a recuperar la confianza es urgente y sin duda empezar por converger en cuestiones mínimas es un pequeño pero necesario paso.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile