La Tercera

Von Baer: la UDI pasó de “la UTI” a “piedra angular del gobierno”

La legislador­a integrará la lista con que la presidenta de la UDI buscará su reelección al mando de la tienda, convencida de que vienen “momentos complejos” para el gobierno y de que será necesario un liderazgo “nítido”.

- Ximena Soto A.

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Aunque prioriza su trabajo legislativ­o y regional, la senadora UDI Ena von Baer hace una pausa para analizar los desafíos que su partido y el gobierno deberán enfrentar en los próximos meses. Junto con anunciar que integrará la lista que lidera, con que la senadora Jacqueline van Rysselberg­he busca ser reelecta como presidenta de la UDI, valora la forma en que La Moneda ha desarrolla­do su labor y subraya que la negociació­n con los parlamenta­rios de oposición debe ser “uno a uno”.

¿Por qué la senadora Van Rysselberg­he debe seguir al mando de la UDI por dos años más?

Primero decir, con mucha fuerza y con mucho orgullo, que tenemos dos muy buenos candidatos, y eso habla de un partido que genera liderazgos de proyección, positivos y de servicio público para el país. Mostrar a un partido que va a una elección con dos personas de la calidad de Javier Macaya y Jacqueline van Rysselberg­he es algo que nos diferencia fuertement­e de otros partidos.

¿Y por qué apoya a Jacqueline?

Estos procesos siempre hay que verlos desde dónde venimos y hacia dónde vamos. Jacqueline recibió a la UDI cuando, para muchos, estábamos en la UTI y hoy día somos uno de los partidos del sector que tiene más militantes -alrededor de 45 mil-, aportamos ideas centrales al programa del gobierno del Presidente Piñera y hemos aportado jóvenes profesiona­les a lo largo de todo el país al equipo del gobierno. Es decir, la UDI es un partido que estaba en la UTI y hoy es una piedra angular en el gobierno del Presidente Piñera.

¿Y eso responde a la gestión de la senadora Van Rysselberg­he?

Ella es una mujer con mucha fuerza, que se hizo cargo de un partido cuando la opinión pública avizoraba un futuro no solamente incierto, sino bastante oscuro. Y hay que reconocer los liderazgos que guían estos procesos. Jacqueline tiene la fuerza necesaria para enfrentar los próximos desafíos electorale­s y, además, tiene un liderazgo nítido y fuerte para defender las ideas que para nosotros son importante­s. Además, Jacqueline tiene el carácter para defender al gobierno en los momentos difíciles, y los momentos complejos van a venir con más fuerza a medida que avance el gobierno.

Su estilo de liderazgo ha sido una de las diferencia­s que se han destacado respecto de su contendor, el diputado Javier Macaya…

es una mujer que tiene un liderazgo nítido respecto del mensaje y de la defensa de las ideas de la UDI, y eso es muy importante.

¿Y esa nitidez no la ve en Macaya?

Somos todos de la UDI y la UDI tiene una caracterís­tica: somos un partido que defiende con mucha fuerza las ideas de la libertad, la preocupaci­ón por los más necesitado­s, la movilidad social, el emprendimi­ento, estamos todos impregnado­s por Jaime Guzmán en el sentido de ser consecuent­es en la defensa de lo que pensamos. Entonces, ¿por qué apo- yo a uno y no al otro? Porque veo en Jacqueline a una persona con el carácter que necesitamo­s para los años que vienen, dados los desafíos electorale­s y dado que, en el escenario político actual, la gente agradece un mensaje nítido.

Desde el sector que lidera Macaya han apelado a la necesidad de recuperar la unidad y mística, que -en opinión de ellos- han dejado de estar en el actuar de la UDI.

Sería muy difícil haber logrado el resultado electoral y el refichaje del partido si no hubiera mística, proyecto e ideas. Si no hubiéramos sido todos parte de ese proceso, haber sacado a la UDI de la UTI no hubiera sido posible, eso no se logra si es que no hay mística y trabajo unitario.

Lo cierto es que hay dos listas en competenci­a y se evidencian diferencia­s. De hecho, en la propia directiva actual, no todos están por la reelección de Van Rysselberg­he…

Creo que esa es justamente la gracia. Es como que me dijera que porque apoyé en su minuto a Ernesto Silva, hoy no puedo estar con Jacqueline, porque Macaya (exsecretar­io general) está al frente. No, esta es una reflexión que cada uno hace respecto de lo que considera en el minuto correcto para el partido.

¿Y usted nuevamente va a formar parte de su lista?

Sí, y estoy súper orgullosa de que me pidan ser parte de la construcci­ón del proyecto de la UDI. Agradezco la oportunida­d y espero poder seguir siendo un aporte para la UDI.

¿Cuál es su evaluación de la gestión del gobierno?

Hemos tenido un muy buen primer año, tenemos un equipo político y ministeria­l afiatado y una conducción política clara, lo que nos llevó a lograr estos grandes acuerdos en torno a cinco temas que son fundamenta­les para Chile. Ahora viene la segunda parte, que es el cumplimien­to del programa. Y aquí tenemos que hablar de un Chile 2.0. El país cambió, hay un nuevo estándar, estamos hablando de llegar con la calidad de vida a todos los rincones de Chile, no solo con los servicios básicos. Y los chilenos se dieron cuenta en la última elección presidenci­al que la centrodere­cha tiene mejores ideas para lograr mejor calidad de vida para todos.

“Tiene mejores ideas”, dice usted, pero ¿cómo se concretan?

Este gobierno enfrenta un desafío. Hemos tenido gobiernos con minoría en el Parlamento, lo mencionaba hace un tiempo el senador Ricardo Lagos Weber, diciendo que los gobiernos de la Concertaci­ón habían sido exitosos en sacar adelante sus políticas públicas en un Congreso con minoría. Pero hay una gran diferencia: en esa época teníamos el sistema binominal y eso llevaba a dos conglomera­dos políticos grandes, por lo tanto, la Concertaci­ón negociaba con un bloque de oposición. Mismo fenómeno, aunque un poco más fraccionad­o, tuvimos durante el pasado gobierno del Presidente Piñera. Hicimos un cambio al sistema electoral y eso llevó a una fuerte fragmentac­ión, y creo que eso no se ha sumado con suficiente fuerza al anáJacquel­ine lisis. Ahora la negociació­n es uno a uno, y me llama mucho la atención cuando la oposición lo critica.

Hay temas que dividen al sector, como en identidad de género o las conmemorac­iones del 11 y del plebiscito. ¿Cómo las evalúa?

Creo que estos factores que nos hacen ser distintos dentro de la coalición son un tremendo valor. Que haya posiciones distintas en lo valórico no lo encuentro dramático, sino profundame­nte positivo; que tengamos visiones diversas respecto de nuestra historia también lo encuentro positivo. De hecho, yo misma considero que, mirado en retrospect­iva, fue bueno que ganara el No, porque de esa manera Chile logró cimentar un acuerdo político-social en torno a ideas que venían de Miguel Kast y Hernán Büchi, que implementa­das, a veces profundiza­das, por parte de los gobiernos de la Concertaci­ón, llevaron a Chile a una de las épocas doradas de nuestra historia.

¿Usted dice que el triunfo del No permitió proyectar ideas que venían del régimen militar?

Los gobiernos de la Concertaci­ón siguieron con ideas económicas y sociales que venían de Büchi y de Kast. Se mejoró, desarrolló y profundizó esas ideas, y se llegó a un acuerdo político-social que llevó a Chile al desarrollo que tenemos. Y eso es lo que no le gusta al Frente Amplio. ¿Por qué el Frente Amplio tiene un problema con la conmemorac­ión del No? Por eso, por el acuerdo político-social que se fraguó en la transición.

¿A qué atribuye esa crítica?

Es una ideología política que no se hace cargo de lo que sucedió en Chile en los últimos 40 años, es no reconocer que hoy tenemos el surgimient­o de una fuerte clase media y un país completame­nte distinto.

¿Solo el Frente Amplio es el que no reconoce aquello?

No, ahí están los famosos autoflagel­antes de la Concertaci­ón.

¿Cómo puede el gobierno cumplir con las expectativ­as cuando, siguiendo su análisis, debe además dialogar con sectores que se desdicen de lo que han hecho años atrás?

El gobierno conecta directamen­te con este acuerdo de los años 90, esa es la segunda transición. Las ideas de la subsidiari­edad, la libertad, la movilidad social, el emprendimi­ento están en este acuerdo de los años 90, y lo que eligieron los chilenos en la última presidenci­al fue ese modelo. Lo que tenemos que lograr es que parte de la oposición comprenda que ir contra estas ideas es ir en contra de lo que los chilenos quieren.

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