La Tercera

Yuja Wang: ¡Qué manos!

- Por Claudia Ramírez Hein Periodista

Yuja Wang es toda una figura. Una artista por dentro y por fuera que honra al piano. Que ha entrado a la esfera de los más reconocido­s músicos de la actualidad. Y que hoy por hoy se pasea sin más por los escenarios del mundo.

Si bien se le ha tildado de ser una intérprete de mucha técnica, pero poca sustancia, no fue eso lo que demostró en Santiago con un programa exigente que dejó en claro todas sus virtudes.

La artista china de 31 años arribó al Municipal y lo incendió. El público celebró con vítores, incluso gritos –como quien espe- tó un sonoro “preciosa”- su recital. Y no era para menos. Porque su frágil apariencia, seria sobre el escenario, aunque llamativa en su vestimenta, se transforma y se convierte en una salvaje pianista, con una técnica descollant­e, velocidade­s asombrosas, enérgica, con buenos momentos de expresivid­ad y siempre musical.

Pero también, y aunque aparenteme­nte parezca superfluo, su vestuario no es un tema menor. Forma parte de su sello y no le resta mérito, por el contrario, suma. Por que más allá de llamar la atención y reflejar con ella, como ha dicho, estados de ánimo, produce cercanía con el público, especialme­nte el joven, al que

hoy hay que encantar.

Enfundada en un vestido largo fucsia con tajo y zapatos de charol con taco aguja, Wang comenzó con tres piezas de

Rachmanino­v -Preludio en Sol menor Op. 23 Nº 5, Vocalise de Catorce romances Op. 34 y Etudes-tableaux Op. 39 Nº 5- que sonaron tibias y demasiado metálicas. Pero lo mejor vino después con una brillante Sonata para piano Nº 3 en Si menor Op. 58 de Chopin, en una interpreta­ción expresiva, llena de colorido, sonoridade­s y dinámica, y a la que con manos sutiles imprimó un carácter solemne y lúgubre por un lado y por otro, en el célebre cuarto movimiento, un dramatismo heroico y vivo.

En la segunda parte, esta vez con un peto ceñido y shorts negros, arremetió con furia eléctrica y lirismo la Sonata Nº 6 en

La Mayor Op. 82, de Prokofiev. La pieza es un reto para cualquier intérprete. Pero Wang la hizo sentir sencilla, de tal modo que sus dedos se pasearon por el piano con sutileza, poesía, agresión, marcialida­d y celeridad, dando cuenta de una carga dramática estremeced­ora y una atmósfera misteriosa y tensa.

Con la sala acalorada era imposible no regresar con encores, y esta vez la pianista fue generosa, regalando seis piezas más, cuidadosam­ente elegidas para hacer lucir todas sus habilidade­s: el Precipitat­o de la Sonata Nº 7 de Prokofiev; la transcripc­ión de Liszt para el lied Margarita en la

rueca de Schubert; variacione­s sobre una suite de Carmen de Bizet; el Vals Op. 64 Nº 2 de Chopin;

Danzón Nº 3 de Arturo Márquez, y la versión que hizo Arcadi Volodos del Rondó alla turca de Mozart y que ella ha populariza­do, lo que terminó por dejar en llamas al público.

Y si con sus interpreta­ciones rompió barreras con la audiencia, su proximidad se acrecentó aún más al anunciarse que terminado el concierto firmaría programas y discos en el foyer. Y así fue, con el hall del Municipal repleto esperando por su autógrafo.

 ??  ?? ► Wang -aquí en imagen de archivo- cautivó al Municipal.
► Wang -aquí en imagen de archivo- cautivó al Municipal.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile