Fierro caliente
Desde el paso de Marcelo Bielsa por el fútbol chileno, diversos clubes han buscado técnicos de un paladar similar al del rosarino. Lo que se ha intentado es, a bajo costo, imitar la idea futbolística del Loco en el plano interno. No importa si el entrenador muestra un recorrido interesante, basta con que se declare “bielsista” para que resulte atractivo. Después, si solo se comió un asado con Bielsa o conoció a su jardinero es otro tema y, varias veces, las apuestas han resultado un completo fracaso.
Esa realidad ha sido duramente criticada por los entrenadores locales, cuyo gremio se ha molestado reiteradamente con la llegada de estrategas desconocidos. Se habla de una constante falta de respeto con el DT chileno.
Hoy, cuando apenas restan cinco fechas para el término del torneo, tres entrenadores criollos han decidido tomar el fierro caliente de dirigir a tres cuadros que venían complicados. Marco Antonio Figueroa llegó a O’Higgins, Luis Musrri firmó en Deportes Iquique e Ivo Basay en Palestino. En los tres casos, los vínculos contractuales finalizan en diciembre y solo se quedarán en sus cargos en caso de cumplir con los objetivos que les impusieron en este corto período de tiempo.
Acá no hay respeto por los procesos ni una reivindicación del producto nacional. Simplemente se juntaron las ganas de dirigir de tres entrenadores que estaban fuera del medio con el úl- timo manotazo de ahogado de tres clubes desesperados por la falta de resultados.
Basay no dirigía hace tras años, Figueroa dejó Chile en 2016 y Musrri viene de un deslucido paso por San Marcos de Arica. Para los tres, los llamados constituyen la chance de reinsertarse en las bancas nacionales. Saben que no tienen tiempo para trabajar y que sus arribos tendrán un valor más anímico que táctico. Sin embargo, al aceptar la apuesta, decidieron poner las fichas en su reinserción.
Ojalá les vaya bien, sería bueno para los técnicos locales. Pero no vengan a hablar de procesos y la cantinela de los proyectos después.