La Tercera

Las historias de los gemelos más famosos del cable

Drew y Jonathan Scott, protagonis­tas del docurreali­ty Hermanos a la Obra, hablan sobre su nueva temporada.

- M. de la Maza

La historia que los hermanos Drew y Jonathan Scott (40) cuentan sobre cómo nació su sociedad para hacer negocios parece salida de una película. Quizás incluso no es verdad. Pero no deja de ser una buena historia. “Partimos nuestro primer negocio cuando teníamos siete años”, comienza diciendo el segundo, y continúa: “Hacíamos unos adornos para las casas y los vendíamos de puerta en puerta. Y así fue que conocimos a una mujer que tenía un negocio de distribuci­ón en Japón, y nos compró el diseño. Entonces incluso a los siete sabíamos que seríamos excelentes socios trabajando juntos”.

Hoy, el idéntico rostro de los gemelos más famosos del cable es inconfundi­ble para cualquier seguidor de los canales de tendencias, donde desde 2011 protagoniz­an el docurreali­ty Hermanos a la obra, que actualment­e emite su séptimo ciclo en Discovery Home & Health, todos los jueves a las 22 horas.

En el espacio, Drew, un corredor de propiedade­s, se encarga de encontrarl­es una nueva casa a familias con un presupuest­o limitado. Su elección siempre se aleja mucho de los ideales de sus clientes; propiedade­s desgastada­s, roñosas y con múltiples problemas estructura­les. Es ahí donde entra Jonathan, constructo­r de profesión, quien se encarga de renovar completame­nte el inmueble, hasta el punto de dejarlo igual o mejor que una casa nueva. Todo sin pasarse del presupuest­o. “Definitiva­mente el trabajo de Jonathan es el más sucio. Realiza cerca de 45 renovacion­es al año. Creo que yo debo tener las manos sucias con suerte seis veces en ese tiempo”, comenta Drew Scott riéndose.

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La historia sobre cómo pasaron de un exitoso negocio familiar a ser figuras televisiva­s es también curiosa. “Formamos una empresa inmobiliar­ia y trabajamos en eso durante casi una década. Pero Drew, quien estudió actuación, extrañaba ese mundo, entonces comenzó ir a algunas actuacione­s. Pero en vez de papeles de ficción, comenzó a ser llamado para programas como anfitrión”, comenta Jonathan Scott, agregando: “fue ahí cuando se le acercó alguien de la cadena y le preguntó si estaríamos interesado­s en hacer un programa sobre nuestros trabajos. Dijimos que sí, sin mucho optimismo, pero rápidament­e el programa explotó”.

Siendo un espacio televisivo, obviamente los casos que se muestran en pantalla son selecciona­dos tanto por la necesidad de los clientes como por lo atractivas que puedan ser los personajes en pantalla. La dinámica da para más de un momento insólito. “En esta temporada hay un capítulo en donde estamos en pleno trabajo de renovación de una casa, y la dueña entra gritándono­s que paremos. Acababa de entrar su gato a la casa y la instrucció­n fue ‘nadie molesta al gato mientras está en una pieza’. Le preguntába­mos si era en serio, y sí, lo era”, dice Drew Scott.

El trabajo de los gemelos implica vender y convencer, y eso también se nota en sus entrevista­s. Al despedirse, no pierden la opción de pasar el dato: “felices iríamos a Chile a hablar de lo que hacemos. Sería genial que nos invitaran”.b

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► Drew (izquierda) y Jonathan Scott.

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