La Tercera

El vía crucis de Tapia

En Macul describen abatido al DT, que se ha dejado ver con una medallita colgada a un hilo rojo para espantar las malas vibras.

- Carlos González Lucay

Los días de Héctor Tapia en Colo Colo transcurre­n lejos de la euforia de hace dos meses, cuando eliminaba a Corinthian­s en octavos de la Libertador­es, después de 21 años. En ese momento, el DT recibía los halagos de todos y tanto Ruiz Tagle como Mosa, los dos polos opuestos de ByN, destacaban su trabajo y le brindaban apoyo para una eventual renovación.

Pero los palmoteos en la espalda comenzaron a desaparece­r en la proporción que surgieron los malos resultados: ocho partidos seguidos sin ganar (seis derrotas y dos empates). Una de las peores rachas de su historia.

Los que conocen a Tito dicen que Colo Colo es su vida. En el Monumental ha pasado más de dos tercios de sus 41 años, en los que vivió distintas etapas, como la de la quiebra, en donde su fallecido padre incluso prestó dinero para que el club no cayera en esa situación. O cuando salió de las divisiones menores para convertirs­e en el entrenador del primer equipo y conseguir la trigésima estrella. Por todas esas experienci­as, el presente del equipo lo toca profundame­nte. Y más allá de las críticas, de acuerdo a su entorno, lo que más le afecta son los resultados.

“Le duelen las derrotas, porque trabaja mucho en la semana y las cosas no le resultan. Estaba en la cresta de la ola hace dos meses y ahora está en el suelo”, revelan desde el Monumental. No son pocos los que aseguran haber visto a Tapia llorando y abatido. En su entorno más cercano lo descartan, aunque sí afirman que se ha vuelto un poco más introverti­do.

En este difícil momento, Tito se aferra a su esposa y a sus hijas. Ellas han sido el sostén emocional del adiestrado­r, quien en las últimas semanas se ha dejado ver con una medallita colgada a un hilo rojo. Según propia explicació­n, la finalidad de este obsequio familiar es espantar las malas vibras.

El estratega está convencido de que puede sacar la tarea adelante. Una prueba de ello es que en el cuerpo técnico nadie piensa en renunciar, independie­ntemente de que pueda venir una nueva derrota el próximo fin de semana. “La convicción está en nuestro trabajo”, repite el DT.

El plantel aún lo respalda y varios lo ven como un “tipo bonachón”, más allá de algunas tensiones y diferencia­s con jugadores específico­s, como Jaime Valdés o Fierro. Sin embargo, en Colo Colo los resultados mandan y hoy tienen a su técnico tratando de sobrevivir partido a partido y sin chances de prolongar su contrato después de diciembre.b

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► Tapia, en el empate ante O´Higgins.

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