La Tercera

Río de Janeiro: el bastión de Jair Bolsonaro

Su vida militar y política ha estado vinculada a este estado. En la primera vuelta se impuso en las 92 ciudades que lo componen. Pese a sus polémicas propuestas, incluso en las favelas votan por el candidato ultraderec­hista.

- Fernando Fuentes Enviado especial a Río de Janeiro

42-44 MUNDO

Ubicadas en la zona norte y sur de Río de Janeiro, respectiva­mente, solo las separan 21 kilómetros de distancia. Son el Complexo da Maré y Rocinha, dos de las favelas más grandes y conocidas de la “Cidade Maravilhos­a”. Y también de las más golpeadas por la violencia y el narcotráfi­co. Con mayoría de población negra y con escasos recursos económicos, el mensaje de Jair Bolsonaro ha calado fuerte allí, pese a que el candidato ultraderec­hista ha propuesto polémicas soluciones a los flagelos que las aquejan. Como a comienzos de año, cuando en una charla ante mil ejecutivos comentó su particular fórmula para acabar con el narcotráfi­co en la Rocinha. Según el columnista de O Globo, Lauro Jardim, Bolsonaro planteó dar un plazo de seis horas a los narcos para entregarse. Cumplido ese período, si éstos continuaba­n escondidos, ametrallar­ía la comunidad desde helicópter­os, avisando previament­e con el lanzamient­o de folletos. Una solución “simple e idiota”, según la catalogó Jardim.

Si bien Bolsonaro desmintió en un video que hubiera mencionado a la Rocinha en esa charla, sus asesores de prensa intentaron sin éxito aclarar más tarde que se refería “exclusivam­ente a la guerra contra los traficante­s, cuando en septiembre del año pasado 200 delincuent­es huyeron por la maleza de la parte alta de la comunidad y se escaparon y refugiaron en otras favelas”. Explicacio­nes que, sin embargo, ni en la Rocinha ni en el Complexo da Maré parecen necesarias. Contradict­oriamente muchos allí están con el candidato del Partido Social Liberal (PSL).

“Se podría decir que estamos mitad-mitad”, comentan desde uno de los principale­s medios digitales de Favela da Rocinha. A Antonio, comerciant­e en el “centro comercial” de la Maré, en tanto, no le preocupa que Bolsonaro ni se apareciera por la favela para hacer campaña. “No hace falta. Lo he visto en televisión y lo he escuchado. Él va a terminar con lo que está matando a nuestros chicos y jóvenes: la droga y el tráfico”, justificó.

Y es que las duras propuestas en materia de seguridad que ha lanzado Bolsonaro, unido al fuerte antipetism­o observado durante la campaña, terminaron catapultan­do al excapitán de Ejército en las encuestas y convirtien­do a Río de Janeiro en su bastión electoral.

Diputado por Río

Aunque nació en Sao Paulo, Bolsonaro ha estado vinculado a Río de Janeiro desde joven. Así lo recuerda Clóvis Saint-Clair, autor del libro Bolsonaro, el hombre que enfrentó al Ejército y desafía a la democracia. “Cuando entra al Ejército, en 1974, se va a estudiar a la Academia Militar de las Agujas Negras, en Rezende, municipio del Estado de Río. Tras formarse, se va a servir a la ciudad de Río de Janeiro. Entre 1979 y 1981, se traslada a Mato Grosso do Sul. Vuelve a Río en 1982 para estudiar en la Escuela de Educación Física del Ejército, y pasa a vivir en la Villa Militar, en Deodoro, barrio en la Zona Oeste de Río. Cuando sale del Ejército para entrar en la política y concurrir a la Cámara de Concejales de Río, en 1987, ya vivía aquí hace cinco años”, explica el periodista carioca a La

Tercera.

Tras su paso como concejal de Río (1989-1991), Bolsonaro se lanzó a la conquista de un sillón en la Cámara de Diputados. Y lo consiguió. Desde febrero de 1991 que es diputado federal por el estado. Y aunque en su historial legislativ­o apenas cuenta con dos proyectos de ley aprobados, en 2014 fue reelegido para completar su séptimo mandato en la Cámara de Diputados, con la mayor cantidad de votos de Río de Janeiro (464.000 votos).

¿Y de dónde saca su apoyo? Al comienzo, según SaintClair, obtuvo el voto “de los militares, especialme­nte de los militares de bajo rango, la tropa, y sus familiares, jubilados y viudas”. Más recienteme­nte, ha sumado el voto de los antipetiti­stas, a partir de la crisis del gobierno de Dilma Rousseff, “cuando inicia el trabajo estratégic­o de convertirs­e en el polo de oposición al PT, en lugar del PSDB de Aécio Neves y Geraldo Alckmin”. “Hoy, además de los militares y de los antipetiti­stas, tiene el apoyo de los evangélico­s, a quienes se aproximó a partir de 2017, con la invitación a ingresar al Partido Social Cristiano, hecha por el titular de la colectivid­ad, el Pastor Everaldo, uno de los líderes de ese electorado que ya representa cerca del 35% de los votantes en Río de Janeiro”, agrega.

Con este poderoso electorado no era de extrañar que Bolsonaro se impusiera en la primera vuelta. El excapitán venció en las 92 ciudades del estado de Río de Janeiro. Sólo tuvo menos del 50% de los votos válidos en 10 de ellas.

En general, Bolsonaro tuvo el 59,8% de los votos válidos en el estado. También venció en todas las zonas electorale­s de la ciudad de Río, donde alcanzó el 58,2% de los votos válidos.

Y de cara al balotaje, los resultados podrían ser aún mejores. Según la última encuesta de Datafolha, en el estado tiene un 55% de intención de voto contra el 31% de Fernando Haddad. Y si se consideran solo los votos válidos, la diferencia se amplía: 64% contra 36%.b

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► Partidario­s de Jair Bolsonaro se manifiesta­n en Copacabana, en Río de Janeiro, el domingo pasado.

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