La Tercera

La ex Penitencia­ría tiene 11 presos por cada gendarme

Para las 44.905 personas recluidas, Gendarmerí­a dispone de 11.194 uniformado­s. Tanto los sistemas de turnos como la tecnología impactan en la distribuci­ón.

- Sebastián Vedoya M.

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Hasta septiembre pasado, en Chile existían 44.905 personas privadas de libertad en algún recinto penitencia­rio. A cargo de la custodia de estos internos está Gendarmerí­a, entidad que dispone de 11.194 uniformado­s para esta tarea.

Según informació­n de la institució­n, en términos absolutos, en el nivel nacional, por cada funcionari­o hay cuatro internos. Sin embargo, esta cifra puede variar significat­ivamente según la cárcel.

El recinto con el que más presos deben lidiar los efectivos es el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur, más conocido como la ex Penitencia­ría. La cárcel, ubicada en la comuna de Santiago, contigua al Centro de Justicia, posee la mayor población penal del país, con 4.685 internos. Para todos ellos Gendarmerí­a dispone de 435 efectivos, lo que equivale a 11 presos por cada funcionari­o. A su inversa, está el caso del penal de Punta Peuco, donde sus 122 reclusos son custodiado­s por 64 uniformado­s, con una proporción de dos reos por cada gendarme

(ver infografía).

En palabras de Eduardo Muñoz, inspector operativo de Gendarmerí­a, existen varios factores que influyen en la cantidad de efectivos de que se dispone en los recintos penales, muchos de ellos en directa relación con la infraestru­ctura carcelaria. Por ejemplo, indicó, en las instalacio­nes de la ex Penitencia­ría, de tipo óvalo, requieren mayor custodia que en aquellos edificios más modernos, como el que posee Santiago I, que se organizan por edificios tipo block.

Muñoz explicó que la distribuci­ón varía dependiend­o de “los sistemas de turnos, de guardias y las funciones que se realicen”. Otras variables a considerar, según el oficial, son la implementa­ción de tecnología y la ubicación del penal, sea urbana o rural.

“La política de esta administra­ción es tecnificar los establecim­ientos. Es decir, primero levantar proyectos que permitan reducir el número de garitas y reconverti­r a los funcionari­os, además de impulsar una seguridad activa, que implique trabajo en trato directo

EDUARDO MUÑOZ INSPECTOR GENDARMERÍ­A

con el recluso, en pos de la reinserció­n”, indicó.

Funcionari­os

Cristián Montecinos posee experienci­a en múltiples penales de Chile. Su trayectori­a al interior de Gendarmerí­a considera pasos por Colina II, la ex Penitencia­ría, Puerto Montt, Castro y Chillán.

Según Montecinos –quien además es dirigente de la Asociación Nacional de Funcionari­os Penitencia­rios (Anfup) en la Región del Ñuble–, la desproporc­ión de efectivos con el nú- mero de reos queda claro en el caso de Colina II, situación que, dijo, ha derivado en que este lugar se convierta en “uno de los cinco recintos más peligrosos de Sudamérica”.

No obstante, aclaró que para algunos gendarmes, permanecer en los recintos de mayor nivel de peligrosid­ad ubicados en la capital no es del todo malo. Ello, explicó, porque en Santiago es más fácil dejar de hacer labores de vigilancia directa a los presos, denominado­s centinelas, dado que el relevo hacia la guardia interna se produce tras uno o dos años de funciones. En tanto, en las provincias los funcionari­os se pueden mantener hasta por ocho años en el trabajo de custodiar día a día a los internos.

“Como centinela no puedes tener una vida normal, por el sistema de turnos y el acuartelam­iento, versus, en Santiago, donde el nivel de estrés es más alto y hay un riesgo mayor en la salud mental. Pero tras un par de años puedes tener una familia con normalidad, porque se trabaja hasta las 17.00 horas”, explicó el dirigente gremial.b

“Como centinela (vigilante), no puedes tener una vida normal por los turnos”.

CRISTIÁN MONTECINOS EFECTIVO GENDARMERÍ­A

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