“Apareció en el momento justo”
1 Comencé a leer a Bolaño cuando vivía en Antofagasta. Partí con los cuentos de Llamadas telefónicas. En esos relatos había algo que estalló con Los detectives salvajes: la simpleza para contar una historia compleja. Eso queda claro desde la primera página, con eso de que hay momentos para boxear y hay momentos para hacer poesía. Lo subrayé y nunca lo olvido, aunque no escribo poesía.
2 Al menos para Chile, la novela apareció en el momento justo, cuando la producción de los narradores locales vigentes y más populares en ese entonces comenzaba a patinar. No sé qué habría pasado si se publicaba cinco años antes. Tal vez se habría perdido en la espesura y en el bullicio de la máquina editorial de la Nueva Narrativa, que publicó a tantos que no alcanzó la vitrina para todos. El año en que salió había un declive de la novela generalizado en Hispanoamérica, lo cual explica por qué también resucitó la crónica y el periodismo narrativo.
3 Las voces que narran la historia conectaron muy bien con varias generaciones. En especial por la idea del viaje, por lo que pasa, digamos, dentro de una pandilla que sabe que va a perder pero de todos modos va al frente. Como pocas, esa novela tiene la forma de un erizo: es un centro lleno de puntas. Además demostró que se podía escribir de lo que significa escribir. Eso fue clave para muchos que recién empezaban. En mi caso, su experiencia de vida fue mucho más atractiva que tratar de escribir como él.