La Tercera

La victoria de la incertidum­bre

- Por Carlos Meléndez Cientista político peruano de la Universida­d Diego Portales (UDP).

Cuando los miembros de una comunidad creen haber perdido tanto que ya no tienen más que perder, son capaces de tomar riesgos mayores. Hasta hace pocos años, los brasileños habían ganado mucho y no estaban dispuestos a perder nada. Habían erigido un “modelo” de desarrollo que proyectaba una economía boyante y de liderazgo regional. Desde esa cumbre, la caída ha sido dura: la mayor recesión económica de su historia, el crecimient­o de los índices de insegurida­d y una gigantesca ola de corrupción público-privada. Perdieron tanto y tan pronto, que sólo les quedó dar un paso hacia lo desconocid­o. No votaron por el “mal menor”, sino por el azar.

La elección presidenci­al de Jair Bolsonaro es la victoria de la incertidum­bre. La naturaleza de su gobierno formula incógnitas respecto a las reglas de juego constituci­onales y los valores democrátic­os de libertad, tolerancia y convivenci­a y también, respecto a su gobernabil­idad. Sin partido y con un Congreso pulverizad­o (en 30 piezas políticas), los cuadros militares en puestos claves del Ejecutivo y el anti petismo como vínculo social con la opinión pública asoman como insuficien­tes garantes de la estabilida­d. El tercer enigma es la viabilidad real de un plan privatizad­or para saldar la deuda del Estado brasileño. El dogma maximalist­a de Pablo Guedes en Hacienda, estará en tensión con las premisas estatistas de los militares –incluyendo al propio Bolsonaros­ocializado­s en el sentido común de la protección de los sectores estratégic­os. El desenlace en sus políticas es incierto.

Así, cabe preguntars­e por qué los brasileños eligieron un salto a lo desconocid­o no solo a nivel presidenci­al sino también estadual (Río de Janeiro y Sao Paulo serán gobernados también por interrogan­tes). Primero, porque la alternativ­a era la continuida­d de un modelo quebrado política, técnica y moralmente. Paradójica­mente, el progresism­o petista representa­ba más de lo mismo y la candidatur­a de Haddad resultó, en ese sentido, conservado­ra y atractiva para un tercio del electorado (en primera vuelta) pero no para las mayorías.

En Brasil la crisis no es de la izquierda, sino de la democracia. Desafortun­adamente, los valores democrátic­os han dejado de expresar cambios y se han ocultado ante la corrupción, insegurida­d y desigualda­d. El establishm­ent partidario PT-PSDB-MDB que la representa­ba ha colapsado y permite a sus detractore­s cobrarse el vuelto. Por ello no hay tal giro al fascismo, sino a la incertidum­bre. Esta puede ser de izquierda o de derecha, pero siempre radical –como lo fueron en su momento el chavismo y el correismo. El drama estriba en que tal renovación no se guía por la esperanza sino por el desquite.

 ??  ??
 ??  ?? ► Bolsonaro saluda a sus partidario­s en Río, el domingo.
► Bolsonaro saluda a sus partidario­s en Río, el domingo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile