La implantación: ¿Quién manipuló los teléfonos de los comuneros?
Las versiones son encontradas. En las declaraciones ante el Ministerio Público aún no se dilucida, por ejemplo, qué ocurrió con el teléfono de Martín Curiche, el dirigente mapuche sobreseído junto a otros nueve comuneros del caso Huracán, con quien supuestamente Héctor Llaitul había conversado sobre actos violentistas. En los testimonios recogidos sí hay un hecho que queda claro: la cadena de custodia de la evidencia incautada, tanto desde la detención de Curiche como del allanamiento de su domicilio, no se realizó conforme a los procedimientos. Y, finalmente, sus cuatro teléfonos celulares fueron periciados por Álex Smith sin antes cumplir con la revisión necesaria que queda en registros policiales.
El 23 de septiembre de 2017, el teniente de Carabineros Christian Geisser detuvo al dirigente mapuche y tomó su teléfono. Lo iba a ingresar a custodia, pero lo destinaron a una labor preventiva y debió abandonar la comisaría. Ha dicho que se lo entregó al capitán (R) Leonardo Osses en presencia del exjefe de la U.I.O.E., Patricio Marín, a las 15.15 horas. Pero ninguno de esos oficiales estaba en el lugar a la hora indicada. Lo concreto es que el aparato, clave en la indagatoria, quedó allí y en ese lugar se produjo, horas más tarde, el falso hallazgo de mensajes incriminatorios. El capitán Nicolás Vidal, quien comandó el allanamiento a la casa de Curiche, declaró que desconocía por qué Labocar no realizó la cadena de custodia, y el fiscal de Collipulli, Enrique Vásquez, quien esa jornada revisó el parte policial de la causa, dijo que los celulares estaban allí, sin sus embalajes correspondientes y separados del resto de las cosas incautadas. Agregó que Smith los iba a procesar, pero que cuando acompañaron al capitán Osses a fumar, se les avisó que había encontrado algo. ¿En qué momento exacto se adulteró la evidencia? ¿Quién lo hizo?