CÓMO ENSEÑAR EN LA UNIVERSIDAD
SEÑOR DIRECTOR
Hace un par de semanas, un profesor universitario declaró que entendía de enseñanza por haber hecho clases de pregrado por casi 42 años. Sin embargo, resumió su experiencia diciendo que los docentes “deben seguir diciendo lo que nuestros estudiantes deben oír”.
Esa recomendación implicaría mantener la tradicional clase frontal, en que el docente habla y los alumnos toman apuntes.
En este tipo de “clases” es difícil que todos los alumnos aprendan, porque cada estudiante tiene un nivel diferente de conocimientos previos (incluido el vocabulario) y necesita resolver las dudas que van surgiendo.
El docente frontal gradúa su explicación para el nivel del alumno promedio, pero no puede entregar el mensaje personalizado que necesita cada estudiante. Por lo tanto, y si quiere mejorar el aprendizaje de “todo el curso”, se deben aplicar otras metodologías.
Por ejemplo, la lectura previa de la información apropiada permite que el estudiante se prepare para participar activamente en la próxima clase. Cada uno puede emplear el tiempo que ne- cesita para alcanzar la zona de desarrollo que le permite tener éxito en el nuevo aprendizaje (Lev Vygotsky). La clase comienza con las dudas que traen los estudiantes y el docente les ofrece una explicación inmediata. Luego formula una pregunta “literal” a un alumno elegido al azar (entre todos los asistentes), lo que asegura que todos hayan leído el material que se les pidió leer para esa clase.
De esta manera queda tiempo para ejercitar los aprendizajes y debatir su eventual aplicación en la realidad. Ese es el momento en que el profesor debería estar preparado para decir lo que los “estudiantes deben oír”.
Ernesto Schiefelbein Investigador Universidad Autónoma y Premio Nacional de Educación