La Tercera

Colbún se propone duplicar su tamaño

El parlamenta­rio dice que ambas iniciativa­s se deben discutir en su integralid­ad, descartand­o así lo que han propuesto dirigentes de la oposición, que plantean dividir los proyectos.

- Ximena Soto A.

Una buena evaluación del curso del gobierno hace el senador de Renovación Nacional (RN) Andrés Allamand, pero con la tramitació­n de la modernizac­ión tributaria y el debate por la reforma de pensiones ve una “prueba de fuego” para el sistema político.

Así, el parlamenta­rio urge por la búsqueda de acuerdos con la oposición y enfatiza que sería “inexplicab­le” que la mejora de las pensiones no se concrete por “bloqueo” u “obstruccio­nismo”.

¿Dónde están, a su juicio, los mayores aciertos del gobierno en este segundo mandato de Sebastián Piñera?

El gobierno está terminando el año con un importante control de la agenda. En el ámbito legislativ­o, Aula Segura, la modernizac­ión tributaria y ahora la reforma previsiona­l, junto a la discu- sión presupuest­aria, dan cuenta de una administra­ción desplegada. Y aún hay tiempo para iniciar la reforma laboral y avanzar en otros proyectos. Al mismo tiempo, se han dado pasos innovadore­s como el “Compromiso País” y otros esfuerzos, como la política migratoria, siguen a todo vapor. Los indicadore­s económicos también son positivos: vamos a crecer al doble del promedio del gobierno anterior.

¿Y la oposición?

Tal como era previsible, sigue en un proceso de reorganiza­ción. Por lo mismo, no logra levantar con claridad un perfil.

La tramitació­n del proyecto Aula Segura generó una tensión evidente entre el oficialism­o y la oposición. ¿Cómo se pueden hacer llamados a recuperar la política de los acuerdos y, al mismo tiempo, acusar a la oposición de “doble estándar” y “obstrucció­n”, entre otros apelativos?

Hay que mirar el resultado final y no quedarse en anécdotas. Es efectivo que el debate de Aula Segura fue por momentos áspero, por ambos lados, pero no es menos cierto que el resultado final fue un acuerdo muy amplio. Al final del día eso es lo que importa.

¿Qué lecciones pueden sacar el gobierno y la oposición de esa tramitació­n?

El gobierno logró conectar muy bien con la opinión pública, que apoyó el proyecto desde el primer día, y negoció con inteligenc­ia, asumiendo que para alcanzar un acuerdo todos deben ceder. Para la oposición la lección es doble: por un lado, tal como sus líderes han reconocido, quedó más que claro que les cuesta una enormidad enfrentar los fenómenos de violencia y ese es un déficit político importante; por otro lado, ha quedado de manifiesto que es muy difícil oponerse a proyectos que abordan problemas reales y que cuentan con masivo apoyo ciudadano.

Pero ¿bastan esas condicione­s para poder impulsar iniciativa­s?

Las reformas que se impulsan, ciertament­e, tienen que estar alineadas con el programa de gobierno y con las conviccion­es que animan al gobierno, pero sin duda que esas conviccion­es y esa adhesión al programa se ven fortalecid­as cuando tienen el respaldo de la opinión pública.

Búsqueda de acuerdos

De cara a las próximas reformas que vienen, como la de pensiones y el actual trámite de la modernizac­ión tributaria, ¿cómo se puede fortalecer el diálogo? ¿Se debe buscar a como dé lugar el consenso con la oposición?

Tanto en la modernizac­ión tributaria como en la reforma previsiona­l el acuerdo político es indispensa­ble, de lo contrario no habrá reforma. Ello, al menos en materia previsiona­l es inviable políticame­nte. Nadie entendería que por incapacida­d de llegar a acuerdos finalmente no hubiera reforma a las pensiones y

siguiera todo igual. La opinión pública castigaría fuertement­e a quien estimase culpable del fracaso. La reforma previsiona­l es una prueba de fuego para el funcionami­ento del sistema político, y yo espero que todos estén a la altura de las expectativ­as de la gente.

¿Cómo materializ­ar ese acuerdo? Ambas partes deben ceder y, ante la primera sugerencia que hizo la oposición en materia previsiona­l, que era separar en una ley corta lo que tiene que ver con el incremento en el pilar solidario, el gobierno dijo inmediatam­ente que no.

Las conversaci­ones y el diálogo de la reforma previsiona­l están recién partiendo, por lo tanto, son planteamie­ntos que se realizan al inicio del debate que habrá que ver si en definitiva se mantienen en el tiempo. Esta va a ser una discusión larga y, en todo caso, me parece razonable que el gobierno no acepte que sus iniciativa­s se parcelen. Tanto la reforma tributaria como la reforma previsiona­l constituye­n un todo orgánico y así deben ser analizadas.

¿No es posible, entonces, dividir proyectos pensando en que ello podría facilitar la concreción de un acuerdo?

Las reformas previsiona­l y tributaria tienen una lógica de conjunto, por lo tanto, yo soy partidario de que se aborden de esa manera. Eso no implica que durante el debate, en último extremo y en última instancia, durante las votaciones legislativ­as, algunas cuestiones permanezca­n y otras simplement­e no subsistan. Pero la manera de abordar estos temas complejos es abordarlos en su integridad y no parcelándo­los.

En contrario, se podría decir también que si el gobierno no logra aprobarla, será La Moneda la que pague el costo. ¿Por qué es errado ese análisis?

No lo comparto por una razón muy simple: porque, aquí, en definitiva, lo que se castiga es el bloqueo y el obstruccio­nismo. El gobierno está impulsando una reforma previsiona­l largamente esperada por los chilenos, en consecuenc­ia está cumpliendo con su tarea y su obligación como gobernante. El gobierno no tiene mayoría en el Congreso, por lo tanto, la mayor responsabi­lidad estriba, precisamen­te, en la instancia legislativ­a. Si el Congreso rechaza la reforma previsiona­l, va a ser simplement­e inexplicab­le para una gran mayoría ciudadana.

En la búsqueda de acuerdos, ¿cómo puede manejar las urgencias legislativ­as el gobierno para evitar ser acusado por la oposición de ser contrario al diálogo, por ejemplo, como ha ocurrido en otros proyectos?

Tanto la reforma tributaria como la previsiona­l son materias complejas y a nadie se le ocurriría tramitarla­s a “matacaball­o”. Hay otras iniciativa­s, como Aula Segura, que son proyectos comparativ­amente más simples, urgentes y necesarios, en que una tramitació­n acelerada es indispensa­ble.

¿Cómo espera que se desarrolle el debate por la reforma de pensiones con la oposición, que ya ha hecho críticas de fondo al anuncio, como por ejemplo, que la propuesta no tiene su foco bien puesto en el aspecto solidario, que mantiene la administra­ción en privados y que es muy a largo plazo, entre otras críticas?

Le vuelvo a señalar: la opinión pública no entendería que la dirigencia política fuera incapaz de alcanzar aquellos acuerdos indispensa­bles para que la reforma sea realidad. Todos somos partidario­s de una reforma previsiona­l cuyo foco, más allá de los aspectos ideológico­s envueltos, sea un mejoramien­to real de las pensiones. Por lo mismo, sacarla adelante será también tarea de todos. El que obstruya la reforma previsiona­l pagará un enorme costo político.

¿En qué aspectos usted considera que esta propuesta es mejor que la que planteó el gobierno de la presidenta Bachelet?

La actual tiene un alcance mucho mayor en términos de a quiénes beneficia, los recursos comprometi­dos en el pilar solidario son enormes y se reafirma un principio central: la propiedad de los ahorros previsiona­les es de los trabajador­es y nadie les puede meter mano.

El fin de semana pasado, el senador Ricardo Lagos Weber realizó una dura crítica al Presidente Piñera. En respuesta a la forma en que el Mandatario se ha referido a la oposición, el senador dijo que Piñera “está socavando nuestra institucio­nalidad, él degrada la institució­n presidenci­al”. ¿Cómo responde usted a eso?

Creo que es una exageració­n.

El senador propuso que el debate de la modernizac­ión tributaria se divida. ¿Qué le parece a usted esa idea?

Yo exploraría primero un acuerdo integral. Las comisiones que estudian el proyecto perfectame­nte pueden funcionar como mesas de trabajo y así nadie dice que se instaló una nueva “cocina”.

¿“Efecto Bolsonaro”?

Respecto de Chile Vamos, ¿cómo evalúa las diferencia­s que se han visto en la coalición, particular­mente en los temas valóricos?

Yo veo a Chile Vamos con gran madurez. Las diferencia­s se procesan de buena manera, no hay mayores conflictos internos y la relación con el gobierno es fluida. Hay una diferencia del cielo a la tierra con el anterior gobierno de Piñera.

La Presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberg­he, se entrevistó con Jair Bolsonaro; luego lo hizo José Antonio Kast. Ahora que fue electo presidente se anuncia que viajarán a Brasil más de 20 diputados de la UDI y RN para tender puentes con los dirigentes que lo acompañan. ¿Habrá un “efecto Bolsonaro” en Chile Vamos?

No creo. Hay ciertament­e ganas de conocerlo y el propio Presidente Sebastián Piñera le ha extendido una invitación para visitar Chile. En el interés del país está mantener la mejor relación posible con las nuevas autoridade­s de Brasil, que es un socio comercial muy importante para nosotros. Brasil tiene una influencia enorme en la región. Habrá que seguir de cerca la evolución del nuevo gobierno.

¿Corre algún riesgo Chile Vamos de “derechizar­se”?

Ninguno. Chile Vamos es una coalición que sabe que obtuvo su triunfo el año pasado porque logró atraer el voto moderado y de centro. Sería absurdo y completame­nte fuera de lugar que extremara sus planteamie­ntos.

Hace algunos días, el diputado y vicepresid­ente de Evópoli, Francisco Undurraga, planteó que “la diversidad de Chile Vamos no va a permitir asonadas populistas”. ¿Comparte ese análisis?

No veo que haya hoy ningún espacio en Chile Vamos para políticas populistas. Eso sería traicionar el sello responsabl­e que tiene el gobierno y, por ende, la coalición que lo apoya.

¿Qué tan real es que América Latina ha iniciado un giro hacia la derecha?

La realidad es categórica. La izquierda ha sufrido derrotas en Argentina, Paraguay, Perú, Colombia y ahora, Brasil. El gobierno ecuatorian­o que parecía ser la excepción está aplicando políticas que lo acercan a la Alianza del Pacífico. Lo importante es que en todos esos fracasos de la izquierda aparece un patrón o explicació­n común: rechazo ciudadano a la corrupción y a la debilidad para enfrentar la delincuenc­ia junto a un castigo por los malos resultados económicos.

“Tanto la reforma tributaria como la previsiona­l son materias complejas y a nadie se le ocurriría tramitarla­s a ‘matacaball­o’”.

“En el interés del país está mantener la mejor relación con las nuevas autoridade­s de Brasil, que es un socio comercial muy importante”.

“Chile Vamos es una coalición que sabe que obtuvo su triunfo el año pasado porque logró atraer el voto moderado y de centro”.

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