EDUCACIÓN SEXUAL
SEÑOR DIRECTOR
“¿Es el porno una forma de violencia contra la mujer?” Este artículo de Paulina Sepúlveda publicado en el sitio Qué Pasa intenta responder la pregunta con un sí.
Sin embargo, aún se presenta un importante desafío al movimiento feminista. La respuesta que se ha dado frente a la posible relación entre la cultura del abuso sexual y la cultura de la pornografía es abogar por un “porno feminista”. Uno no centrado en la violencia ni en la subyugación de la mujer. La tesis salvaría la reivindicación de la autonomía de la mujer y su posibilidad de expresarse como mejor le parezca (“es mi cuerpo”).
Pero esta respuesta pierde de vista el punto de fondo. En cualquiera de sus facetas, entre la pornografía y el erotismo existen grados importantes de tensión. El erotismo es fundamentalmente alteridad: es la sexualidad vivida en relación al otro. En la pornografía, en cambio, más que un otro, hay un yo. Es decir, se cambia la apertura a la irrupción del otro por un intento de apropiárselo o dominarlo. El ser autónomo busca no depender de nadie, pero hay cosas que no se logran sin dependencia. El erotismo es un caso.
Fernando Contreras Santander
Investigador
Instituto de Estudios de la Sociedad