La Tercera

Reforma al Sistema de Pensiones

- Natalia González Subdirecto­ra de Asuntos Jurídicos y Legislativ­os de Libertad y Desarrollo

El Presidente Piñera ha presentado al país los pilares fundamenta­les de la reforma al sistema de pensiones chileno. Enfatizand­o la necesidad imperiosa de avanzar en la materia, propone introducir mejoras para incrementa­r y fortalecer tanto la dimensión distributi­va como contributi­va del sistema, junto con inyectarle más competenci­a. En lo que se refiere al pilar distributi­vo, el proyecto constituye un esfuerzo de gran magnitud al incrementa­r, responsabl­emente, el aporte fiscal al Pilar Solidario, aumentando la Pensión Básica Solidaria y el Aporte Previsiona­l Solidario. En su conjunto, el Pilar Solidario recibirá un incremento, en régimen, del 40% y, tan pronto entre en vigencia la nueva ley, del 10%. Además, conforme ha trascendid­o, la propuesta establece beneficios para la clase media, un aporte adicional a las mujeres y un nuevo seguro de dependenci­a severa. Respecto del pilar contributi­vo, se propone un aumento del ahorro individual obligatori­o de los chilenos, incrementa­ndo la tasa de cotización en un 4%, cuyo destino irá íntegramen­te a las cuentas individual­es de cada trabajador. Por su parte, se crean incentivos económicos concretos para que las personas ahorren por más tiempo, postergand­o el momento de su jubilación.

Algunos personeros ligados a la oposición han criticado la fórmula propuesta señalando que ésta carece de un componente solidario o que éste no es relevante. Pero, ¿qué entendemos por solidarida­d? Parece que para algunos la solidarida­d solo se cumple si el incremento de las pensiones se financia mediante un sistema de ahorro colectivo, bajo el cual son los trabajador­es los que contribuye­n, con sus recursos, a mejorar las pensiones de los demás, y no cuando el financiami­ento para quienes más lo necesitan proviene de rentas generales de la nación. Bajo esta concepción de solidarida­d, los trabajador­es deben reemplazar al Estado en su obligación de complement­ar las pensiones de todos los chilenos. Esto no deja de resultar sorprenden­te. Si la reforma la debieran financiar los trabajador­es, como en parte lo proponía el proyecto de ley del gobierno anterior (que, por lo demás, no encontró votos suficiente­s para su aprobación en la propia coalición gobernante), serían más de cinco millones de trabajador­es los que habrían de contribuir con sus recursos a mejorar las pensiones, de los cuales, buena parte recibe una remuneraci­ón por debajo de los quinientos mil pesos. Por lo demás, tales recursos se destinaría­n a beneficiar a un grupo no focalizado de trabajador­es, financiand­o tanto a trabajador­es de bajos como de mayores ingresos.

La solidarida­d, así entendida, es altamente regresiva, además de presentar otros problemas tales como su sostenibil­idad en el tiempo. Si el pago de las pensiones se financia con el ahorro de los trabajador­es activos, resulta que en un país como Chile, en que se ha acelerado el envejecimi­ento de la población, la propuesta se torna inviable.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile