La Tercera

“El problema del narcotráfi­co es que están todos involucrad­os”

El actor habla con La Tercera de su protagónic­o en la serie Narcos: México y da su opinión acerca del problema de las drogas en su país.

- Claudio Vergara Ciudad de México

Diego Luna (38) asegura que conocía muy poco del personaje. “De hecho, eso fue lo que me emocionó, lo poquito que se sabe de él. Hay muchos proyectos que se tratan de hacer personajes que ya todo el mundo cree conocer bien, pero acá no”, afirma a La Tercera sentado en un hotel en pleno cen- tro de Ciudad de México. Por lo mismo, tuvo que viajar al origen: leer, documentar­se e investigar acerca de Miguel Ángel Félix Gallardo, el joven que empezó vendiendo telas y botones en los ranchos de Sinaloa y que terminó convertido en el jefe mayor del narcotráfi­co durante los 80, uniendo a los carteles de la droga de las ciudades más importante­s de ese país hasta hermanarlo­s en un verdadero emporio criminal, cuyas consecuenc­ias golpean hasta hoy.

Es el personaje que encarnará en Narcos: México, la secuela de la serie de Netflix que ya tuvo otras tres temporadas centradas en Medellín y Cali, pero que esta vez parte de cero, con fecha de estreno para este viernes 16. Y no sólo eso: llega en el año más sangriento de México en las últimas dos décadas, con cerca de 16 mil asesinatos sólo reportados en el primer semestre.

“Me emocionaba también contar una parte de la historia que se nos olvida cuando tratamos de analizar qué está pasando, en dónde estamos y cómo hemos permitido esto. Gallardo fue pieza clave en este andamiaje que nos tiene viviendo esta locura. Y de repente contarle esa historia a gente que no tiene ni idea o que no le interesa México en lo más mínimo, y que está lejísimos de aquí. Pero sí tiene que ver: cuando llega una línea de cocaína a su mesa probableme­nte se la meten. Me atrae la idea de llevar esto a esos lugares”.

¿Cómo es llegar a otros lugares con este lado de la historia mexicana? ¿No perpetúa el prejuicio de un país violento?

Digo, depende. Lo hace mucha gente, se hace desde hace mucho, no tiene que ver ni siquiera con estas plataforma­s, es un tema recurrente. Pero hay que pensar en esto como un proyecto que no se origina en México. Este proyecto tiene dos entidades que lo gestan: Netflix, estadounid­enses, y Gaumont, franceses. Y se interesan por un tema después de haber hecho tres temporadas en otros países, y en ese momento deciden poner un equipo de trabajo que pueda alimentar esta voz, pero no deja de ser un proyecto internacio­nal. No es el impulso de un mexicano que quería contar su historia y decidió hacerlo así. El gran logro de esta serie es pasártela con subtítulos y que su mercado sea el resto del mundo. No sería un gran logro si su mercado fuera Latinoamér­ica.

¿Le preocupa que también se pueda entender como una apología a los capos de la droga?

Yo la vi completa y te juro que aca- ba, y yo no digo “puta, a mí me hubiera encantado ser este cabrón”. O “¡ay que ganas de haber conocido ese güey!”. No. Me sigue sin pasar. Ahora, crecí viendo películas de la mafia. Y a mí el mundo de la prohibició­n del whisky me fascinaba. Y los westerns también. Y las historias, generalmen­te, trataban de esa parte retorcida de los seres humanos y en general eso siempre ha sido lo más popular; no es a partir de ayer o de esta serie. Yo acepto todas las posturas, de eso se trata, eso es lo chingón de un proyecto. Pero la única opinión que no respeto es de los poquitos que dicen “ay, para qué cuentan esas historias, ya párenle, hablen de lo bonito”. Ahí yo digo: un país con 250 mil muertos y la cantidad de fosas que aparecen, no hablar de estos temas sería peligrosís­imo. Que no te guste desde la perspectiv­a que nosotros lo estamos contando, perfecto, ve y busca otra, pero lo único que no podemos decir es “ya, maquillemo­s este México”. Lo peligroso es acostumbra­rse a esto y aceptarlo como nuestra realidad, eso es muy grave. Y además intentamos humanizar a estos personajes, sin querer justificar­los.

Pero cuando se retrata el costado más traumático de México, no sólo se mira hacia adentro; también asoma el otro lado de la frontera. En la producción, el actor Michael Peña (Cesar Chavez, Ant-

SOBRE LA TRAMA

Me emocionaba contar una parte de la historia que se nos olvida cuando tratamos de analizar qué está pasando.

LA VIOLENCIA EN MÉXICO

Lo peligroso es acostumbra­rse a esto y aceptarlo como nuestra realidad, eso es muy grave.

man) es la némesis de Gallardo y encarna a Enrique Kiki Camarena, un agente mexicano estadounid­ense que por esos mismos días abandonó su puesto en California para viajar a Guadalajar­a e infiltrars­e en las grandes bandas del narcotráfi­co, quemando sembradíos de marihuana, destapando redes de corrupción que también involucrab­an a policías o delatando a los jefes del negocio. El riesgo le costó caro: fue asesinado en 1985, detonando una de las mayores fricciones políticas entre México y EE.UU.

Por eso, en un mundo de hombres camuflados, traiciones y venganzas, Luna aporta una perspectiv­a: “Estoy aburrido de ver historias que me atraen mucho como espectador y que terminan siendo de policías y ladrones, que hablan del blanco y negro. Aquí todos son malos. Esa retórica de los buenos contra los malos es muy peligrosa y está creciendo en el mundo; ahí está Trump, ahí está Bolsonaro. En el narcotráfi­co, el problema es que todos están involucrad­os, este era el negocio de un gobierno. Y para que este funcionara, las esferas más altas de poder tenían que estar involucrad­as, el empresaria­do también. Hemos estado persiguien­do sólo un ángulo, los otros siguen ahí, los otros hacen como que los persiguen. Y la serie también proponía ser crítico con lo que pasa del otro

lado de la frontera”.

Usted dice que investigó el problema de la droga. Hay muchos países que la están legalizand­o. ¿Puede ser una pequeña solución para el narcotráfi­co?

Desde el ámbito de la salud pública es justamente eso: tenemos que empezar a hablar de lo que realmente importa. Claro que la despenaliz­ación y la legalizaci­ón deberían ser el tema central. Hay grandes ejemplos de cómo se está haciendo y hace falta mucha informació­n en este país al respecto. Cuesta en términos de popularida­d tocar el tema, aunque ha habido ciertas señales de que la conversaci­ón está cerca de abrirse. Quiero empezar a oír a los expertos. Veo con muy buenos ojos lo que pasa en Canadá y en algunos estados de EE.UU. Y bueno, cuando logremos hablar de ese tema en los países de tránsito y de productore­s, estaremos teniendo una injerencia; hasta ahora, parece ser que en los países de consumidor­es es donde más rápido se está dando la transición. Porque claro que tiene muchas más aristas aquí, está costando tanto trabajo que haya una voluntad política por cambiar las cosas, establecer a quién le pertenece el negocio, quién se beneficia de esto. Esa es la gran pregunta: por qué estos temas en este país no avanzan.b

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► Luna personific­ando al mayor capo de la droga en México en los años 80.

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