La Tercera

LEY DE CONVIVENCI­A VIAL

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SEÑOR DIRECTOR

Ayer comenzó a regir en nuestro país una normativa que será el primer gran paso para un profundo cambio cultural en las calles, veredas y ciclovías: la Ley de Convivenci­a Vial. Ésta regulará el uso del espacio vial compartido, con el foco en la seguridad de todos y en el respeto entre los agentes que interactúa­n en la vía pública.

Esto asegura el derecho a movilidad de quienes viven en Chile, cualquiera sea su opción, y al mismo tiempo ayuda a bajar la siniestral­idad en las rutas, disminuyen­do los accidentes y la severidad de ellos, incluso las muertes. No hablamos de algo menor: en el mundo mueren 1,2 millones de personas al año por este tipo de siniestros.

¿El mayor problema? El crecimient­o del parque automotor no ha sido realmente natural, organizado o regulado. Este año podría superar los 5,5 millones de vehículos, lo que duplica los 2,76 millones de unidades que había en 2007, ocasionand­o alta congestión en ciudades que no fueron diseñadas para ese nivel de circulació­n.

Esta realidad pone presión a las políticas públicas de transporte y al desarrollo de vialidad, para que apunten a invertir en infraestru­ctura, en ampliar la red de Metro y, al mismo tiempo, a restringir el uso del auto. Tan importante como eso es la oportuna educación vial, que oriente hacia el respeto, la responsabi­lidad y el uso de otros medios de transporte, cuando esto sea posible.

La Convivenci­a Vial es el primer paso. Por años, hemos visto el auto como única -e incluso la mejor- forma de desplazarn­os de manera rápida y segura, porque las vías en efecto se diseñaron bajo esa mirada. Por lo mismo, el cambio de mirada, junto a un mejor sistema de transporte­s integrado y una ciudad mejor diseñada, son vitales. Claudia Rodríguez Torres Directora ONG No ChatMiembr­o Red Ciudad Futura

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