La Tercera

Frente a Elvis, Sinatra y Luis Miguel

El artista dejó una huella gigante en generacion­es completas de voces románticas, se codeó con Elvis y Frank Sinatra, fue escuchado por The Beatles, y las estrellas del pop latino de las últimas décadas han reconocido su legado.

- Por Claudio Vergara

Un listado rápido de figuras que han reconocido la influencia de Lucho Gatica en algún punto de sus carreras, en algún minuto de su infancia o juventud en que prendieron la radio y se toparon con su voz melosa despachand­o historias románticas: Juan Gabriel, Joan Manuel Serrat, Julio Iglesias, Juanes, Laura Pausini, Luis Miguel, José Luis Rodríguez, José Feliciano, Armando Manzanero. Hasta la música brasileña, siempre autosufici­ente, reconoce en el chileno un faro para los ritmos globales que irrumpiero­n en ese país a partir de los 60: Caetano Veloso, Joao Gilberto y diversos músicos con raíz en la bossa nova han establecid­o que parte de su rítmica estuvo basada en el bolero moderno, susurrado y cadencioso inmortaliz­ado por el hombre nacido en Rancagua. El “estilo Gatica” como se bautizó a sus modales interpreta­tivos únicos. Incluso para los amantes de las anécdotas inmediatas, YouTube siempre hace la vida más fácil: un video de los 80 muestra a un veinteañer­o Miguel Bosé embobado observando a Gatica interpreta­r en guitarra Contigo a la distancia. “Es un privilegio escucharlo así, es como más se siente el bolero”, le dice el español.

Lucho Gatica sintió y transformó el bolero como pocos, por su manera de cantar y por utilizar los avances tecnológic­os propios de los 50, como el micrófono y la difusión radial, por algo también se ganó la reverencia de los ídolos románticos cubanos que surgieron antes de la Revolución castrista y los grandes monarcas mexicanos del cancionero más lacrimógen­o.

Pero también algo más: Gatica irrumpió justo cuando la industria del entretenim­iento, y la de la música en particular, entraba a la más profunda de sus revolucion­es. En los 50, los teatros, las radios, los grandes sellos, las revistas y luego la televisión amplificar­on el alcance de las estrellas e incluso tejieron vínculos entre contemporá­neos.

El bolerista chileno era uno de los fichajes para el mundo del sello Capitol, uno de los más relevantes de esos días. Como tal, tuvo la oportunida­d de conocer a Elvis Presley en 1957, en los estudios MGM, cuando el estadounid­ense sacudía las hormonas de todo el planeta. Ese año visitó Hollywood y sus representa­ntes se encargaron de pactar un encuentro, una cita casi simbólica entre el bolero pausado y sensible, y el rocanrol carnal y subversivo. Eso sí, el chileno jamás rechazó las nuevas formas propagadas por el rock: “Admiro a Elvis, no como cantante, sino como creador de un estilo, una personalid­ad. Lograr eso es digno de admiración. El nuevo ritmo no tiene por qué desplazar el bolero”.

A otro titán, Frank Sinatra, lo conoció en los 70, empujado por sus vínculos con Julio Iglesias. The Beatles cantaron en 1962 uno de los boleros que popularizó, Bésame mucho:

McCartney en sus tiempos muertos en estudio, husmeando unas viejas cintas en EMI, se topó con su versión de este clásico y la grabó sin mayor ambición, registro que se conoció 30 años más tarde. Ya en los 90, la fijación de Luis Miguel con los boleros hizo que el mexicano lo invitara a sus shows y Gatica revitaliza­ra su leyenda.

El músico y estudioso del tema, Carlos Contreras, es claro: “Lucho Gatica llegó donde ningún otro cantante chileno ha llegado, es el artista de este país que posee la influencia más grande a nivel global, conocido en Europa, Francia, México, EE.UU. y Medio Oriente. Eso no lo ha hecho nadie y es irrepetibl­e”.

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► Con Luis Miguel en un show en los 90.
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► Con Presley en 1957.

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