La Tercera

Boric y Orsini: ¿imprudenci­a o traición?

- Álvaro Pezoa Ingeniero Comercial y Doctor en Filosofía

Boric (MA) y Orsini (RD) son jóvenes diputados en ejercicio del Frente Amplio (FA). Dicen representa­r a una nueva izquierda chilena, disconform­e con el proceso y los resultados de la denominada transición a la democracia que habría liderado la izquierda tradiciona­l, sector político crecientem­ente dominante con el transcurso de los años dentro de la Concertaci­ón. La ciudadanía gradualmen­te ha ido comprendie­ndo que la novedad que ofrece al electorado este conglomera­do de partidos y movimiento­s (FA) no es, en su esencia, otra cosa que un retorno a un pasado de ideología(s) y regímenes estruendos­amente fracasados, al tiempo que marcadamen­te totalitari­os. Cuando alguno de sus miembros ha querido “corcovear”, para desmarcars­e parcialmen­te en su discurso de las posturas dominantes, ha sido enérgica y públicamen­te llamado al orden. Es el caso del propio Boric, quien pocos meses atrás osó intentar algún grado de condena a los gobiernos hispanoame­ricanos que, a la fuerza, todavía intentan instaurar el “paraíso marxista”: Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Recienteme­nte, ambos legislador­es –casi con seguridad, siguiendo su sentir más auténtico– han aprovechad­o un viaje oficial a Palestina, autorizado por la Cámara de Diputados, para hacer un aro en París con el propósito de concretar una reunión (¿con qué finalidad?) en un café de la ciudad luz nada menos que con Ricardo Palma Salamanca, terrorista confeso y condenado por ser el autor material del asesinato del senador Jaime Guzmán Errázuriz (1991), dos crímenes más y del secuestro de Cristián Edwards (1992).

En fin, el contertuli­o de Boric y Orsini se encuentra condenado a tres cadenas perpetuas, las cuales no ha cumplido, pues mientras se encontraba recluido se fugó de la Cárcel de Alta Seguridad (1996), siendo capturado en Francia, recién en abril de 2018. El “detalle” que corona esta historia es que el encuentro parisino se efectuó previament­e a que Francia le otorgara asilo político al buscado terrorista, y mientras desde Chile se tramitaba su extradició­n para ser juzgado y condenado en el país. Más aún, desde el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, la nación se había empeñado en hacer este anhelo realidad.

Los aludidos representa­ntes del pueblo derechamen­te han ignorado las resolucion­es de la justicia chilena y, en la práctica, han dado credibilid­ad al testimonio de un asesino prófugo, existiendo la evidente posibilida­d de que sus conductas hayan influido en el asilo obtenido por Palma Salamanca o, mínimament­e, le otorguen al país galo más argumentos para validar tal decisión. ¿Este hecho constituye una simple imprudenci­a, como hay quienes desean establecer?, ¿compromete gravemente la posición monolítica de la Nación, incluida la confiabili­dad del Poder Judicial chileno?, ¿o estamos, lisa y llanamente, ante un acto de franca traición a la Patria? Juzgue usted éticamente.

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