LEY DE CONVIVENCIA VIAL
SEÑOR DIRECTOR
Resulta contradictorio por parte del Ministerio de Transportes intentar entregar una señal de modernismo, mediante la implementación de una ley desmedidamente torpe, ingenua y precipitada, que sólo polariza “roles” de movilidad.
Salta a simple vista que esta ley es impulsada desde un análisis teórico y conceptual, pero totalmente ajena a la realidad que hemos vivido por años quienes hemos adoptado el ciclismo urbano como una filosofía de relación con el entorno.
Lejos de entender la movilidad como un ejercicio compartido, buscando puntos de cooperación armónica y uso compartido de espacios entre peatones, automovilistas y ciclistas, lo que se hace es exponer irresponsablemente a ciclistas a un experimento infantil, sin la suficiente infraestructura de soporte, medios de fiscalización y carente de un proceso previo de educación vial, que vele por la integridad física de quienes hemos sido pioneros en proponer una solución al colapso del transporte y contaminación en las grandes urbes.
Es necesario sofisticar esta norma y aplazar su vigencia, permitiendo -por ejemplo- el tránsito por las veredas a las bicicletas, respetando cierta velocidad y distancia de los peatones.
¿Es razonable este nivel de experimentación burda cuando está en juego la vida de las personas, sólo para dar una señal política? No.
Santiago Lyon Ciclista y abogado