La Tercera

“Lo digo de verdad, es posible correr más rápido que Bolt; yo puedo”

El primer junior en bajar de 10 segundos en 100 metros, de paso por Chile, se desahoga con La Tercera. Las lesiones han frenado al recambio de la velocidad mundial, pero el atleta sigue teniéndose toda la fe.

- Ignacio Leal

Tryvon Bromell (San Petersburg­o, Florida), irrumpió en el atletismo con 19 años (hoy tiene 23). Fue en los universita­rios de EE UU, cuando se transformó en el primer junior en bajar de 10 segundos en los 100 metros. Los recorrió en 9”97, récord mundial vigente de la categoría. Llamado a ser el nuevo rey de la velocidad, las lesiones lo han obligado una y otra vez a retroceder. En la final de Río sufrió la primera. También es rapero; canta bajo el seudónimo de T.B. En su canción, Survived, habla un poco de eso. Se desahoga, como ahora con La Tercera, tras participar de invitado del New Balance Finals, torneo sudamerica­no escolar.

¿En qué momento de su carrera

se encuentra?

Estoy trabajando para volver a correr, recuperánd­ome de la lesión en el pie. Para mí, lo principal es la salud y el pie lo ocupo para todo en mi vida. Quiero estar bien, tener hijos, jugar con ellos. Después, volveré a concentrar­me para hacer grandes cosas y continuar inspirando a la gente que me rodea.

¿Ha tenido mala suerte?

Algunos podrían decir que sí, pero esto es lo que Dios quiso. Fue quien me dijo que no era mi momento, que debía hacer una pausa y enfocarme en lo que se viene.

¿Cómo vivió la lesión en plena final de Río?

No la tomé tanta considerac­ión. No creí que fuese tan grave. Estaba alucinando por estar en unos Juegos, estaba ensimismad­o, desconcent­rado... No le tomé mucho peso en ese momento. Recién la entendí luego, cuando me realizaron los exámenes y descubrier­on lo que realmente me ocurría.

¿Cómo se reconstruy­e un atleta tras dos lesiones?

Con trabajo duro. No creo que demore mucho en regresar a mi mejor nivel una vez esté recuperado. La velocidad no se pierde. Solo deberé recuperar mi fuerza. Deme dos meses y volveré a ser el de siempre.

¿Qué piensa cuando suena la pistola en una final Mundial o de Juegos?

No tengo un método de concentrac­ión, solo pienso en mi infancia. Cuando escucho el disparo y comienzo a correr, me siento libre y pierdo los otros pensamient­os. No hay miedo, no hay dolor,

“La velocidad no se pierde, solo deberé recuperar mi fuerza. Deme dos meses y volveré a ser el de siempre”.

“No tengo un método de concentrac­ión, solo pienso en mi infancia. Cuando escucho el disparo y comienzo a correr, me siento libre”.

“Cada vez que un presidente de EE UU ha dicho que ayudará a mi comunidad, nunca lo hizo. No creo en ningún político”.

“Un deportista no puede condenar a otro por un caso de dopaje. Si algún dopado me gana, bien por él, ojalá no lo descubran”.

solo soy libre. Es la mejor sensación.

¿Cree que es posible bajar los 9”56 de Usain Bolt?

Todo es posible. Claro que se puede. Antes de Bolt también se discutía si era o no posible hacerlo, y, competenci­a tras competenci­a, fue rebajando su propio récord. Yo mismo, antes de los 20 años, corrí dos veces a 9,8 segundos. Lo digo de verdad, es posible correr más rápido que Bolt.

¿Usted puede?

Por supuesto, yo puedo.

¿Cómo?

Corriendo. He cumplido los objetivos que me he impuesto. Si me pongo el récord mundial de meta, claro que lo puedo lograr.

¿Se siente el nuevo Bolt?

No me pondría un título de esa envergadur­a, son unos zapatos muy grandes. No me siento el nuevo Bolt, pero sí lo admiro. Es un gran atleta, el mejor, pero quiero llegar a ser alguien por mi nombre, no el nuevo Bolt.

¿Es una comparació­n recurrente en la velocidad?

En realidad, me hace sentir bien. Es un halago. Nunca me molestará que me comparen con un gigante como él. Si lo hacen, es que hago las cosas bien.

¿EE UU volverá a reinar en la velocidad?

Sí, volveremos a dominar. Tenemos un equipo cargado de talentos.

¿Sus referentes?

Muchos. Admiro a Bolt. Me cuesta hacer esa conexión con otros deportista­s. Me inspiran los que he conocido. Pero si tuviera que decir uno, Jackie Robinson, una inspiració­n gigante para mí. El único jugador de béisbol al que su número de camiseta lo sacaron de circulació­n. Una leyenda.

¿Qué opina de que Donald Trump sea su presidente?

No tengo opinión. Honestamen­te, no me interesa la política. Sea quien sea el presidente de los Estados Unidos, mi vida y la de las personas que me rodean no cambiará en nada. Yo forjo mi propia vida. Un político nunca podrá cambiar eso.

Hay muchos deportista­s que sí se mojan.

Cada uno que opine lo que desee. A mí es un tema que no me interesa. Mi círculo es muy pequeño, muy humilde, y cada vez que un presidente de EE UU ha dicho que ayudará a la comunidad, nunca lo hizo. Nadie me ha regalado nada. Luego vienen los políticos y dicen: “Hey, mira todo lo que hicimos por el país”. Pero ninguno ha hecho nada. No creo en ningún político de mi país. El único presidente que vale es Dios. Él es mi presidente.

¿Qué opina de las nuevas medidas de la IAAF para combatir el dopaje?

En realidad no me importa. Veo que llegan los mails con las actualizac­iones del código y no los leo, porque no consumo ni hago nada ilegal. Es un tema que no me preocu- pa. Y si alguno de mis rivales lo hace, pues solo le digo que no lo descubran, porque es una vergüenza.

Gatlin, su compatriot­a, fue abucheado al ganar los 100 metros de Londres. ¿Realmente no le importa?

Es muy difícil de abordar. En el caso de Justin, su error lo cometió mucho tiempo antes. Mucha gente lo juzga sin conocerlo realmente. Es una gran persona. Un deportista no puede condenar a otro por un caso de dopaje. Si algún dopado me gana un podio, bien por él, ojalá no lo descubran, porque si lo descubren, esa medalla llegará a mis manos.

¿Qué le motiva?

Mi madre. Fue la que me empujó tras mi segunda lesión, dijo que continuara.

¿Cuál ha sido el mayor obstáculo en su carrera?

Fue en 2015, justo antes del Mundial de Beijing y murió mi papá. Nunca tuve una relación buena con él, porque me dejo junto a mi mamá cuando apenas tenía dos años. Crecí con mucho odio hacia él. Y justo allí, cuando estábamos reconstruy­endo nuestra relación, le pedí que me acompañara a China, pero falleció. Me dolió mucho y para nunca olvidarlo es que me tatué la B de nuestro apellido en el brazo. Y además íbamos a Beijing.

¿Dónde le vemos de aquí a dos años?

No lo sé, nadie sabe lo que depara el futuro. Estoy rezando para poder llegar a Tokio. Y si no es eso, será en otra competenci­a, haciendo grandes cosas. Eso es lo que hago.

¿Qué le ha parecido esta experienci­a, compartien­do con niños de Sudamérica?

Me encanta. Yo, que crecí en una ciudad pequeña, admiro a la gente que resurge en la vida. En cada oportunida­d que tengo, converso con personas, sobre todo con los niños. Yo también fui como ellos y necesité palabras de inspiració­n para cumplir mis sueños. Me encanta estar en este tipo de actividade­s.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile