Lucia, en gloria y majestad
Una noche en el paraíso viene a completar la deslumbrante obra de Lucia Berlin que a los lectores hispanoparlantes aún nos faltaba por conocer.
Al igual que en Manual para mujeres de la limpieza, la espléndida recopilación de relatos que sacó a Lucia Berlin del olvido y sorprendió al mundo entero, los 22 cuentos de Una noche en el paraíso pueden leerse como una suerte de autobiografía fragmentada, ligeramente distorsionada, por cierto, pero inequívocamente basada en la realidad, según hemos ido sabiendo a partir del redescubrimiento de la obra de Berlin, quien murió sin sus merecidos reconocimientos en noviembre de 2004, y que hoy en día es una figura clave de la narrativa contemporánea.
En el prólogo de Una noche en el paraíso, Mark, el hijo de Lucia, informa que su madre “sobrevivió por lo menos a tres maridos y sabe Dios a cuántos amantes… ¡y eso que a los 14 años los médicos le dijeron que nunca podría dar a luz y que no pasaría de los treinta! Trajo cuatro hijos al mundo, de los que soy el mayor y el más problemático, y criarnos le costó horrores. Pero lo hizo. Y bien”. Al momento de escribir la presentación, Mark admite que vive en la calle. Pero él no está para lapidar a Lucia, ni a nadie, por su condición: “Mucho se han carga- do las tintas en su alcoholismo y ella tuvo que luchar contra la vergüenza de ese estigma, pero al final vivió casi dos décadas sobria, en las que produjo lo mejor de su obra, y además inspiró a buena parte de la nueva generación con sus clases”.
Varias historias del libro transcurren en Chile, pues Lucia Berlin vivió aquí de joven, justo después de la Segunda Guerra, debido al trabajo de su padre. Asistió al Santiago College, se divirtió en el Country Club Príncipe de Gales y llevó, en resumen, la existencia típica de una muchacha de la alta burguesía. La miseria del país, la hipocresía de la clase alta (especialmente la de los hombres), el clasismo y la belleza del paisaje sureño son algunos de los temas abordados tangencialmente en estos “cuentos chilenos”, que, en más de un sentido, dan para suponer que ciertos estratos de nuestra sociedad no han cambiado mucho en los últimos 60 ó 70 años.
Da la impresión de que los relatos están ordenados cronológicamente, de manera flexible, claro está, pues luego de tratar un par de episodios de infancia y los años chilenos, la escritora entra de lleno en una convulsa adultez, en la que gracias a la libertad y al consumo desmedido de alcohol, se desatan todo tipo de situaciones alocadas, cómicas, violentas y muchas veces desgarradoras. Sin embargo, Berlin no escribe para victimizarse ni para angustiar a sus lectores. De hecho, la sofisticación intelectual y un humor de tintes oscuros le permiten recrear ambientes en los que algunos personajes gozan de tránsito libre entre una narración y otra, y donde impera cierto cosmopolitismo hippie poblado de matrimonios jóvenes, de infidelidades, de jazz, de músicos, poetas y exalumnos de Harvard, y también de maridos o exmaridos drogadictos. En cuanto a lugares, el espectro es amplio: Albur- querque, Texas, Santiago, San Diego, Nueva York, Lima, Miami, Panamá, Oakland, Puerto Vallarta, Guadalajara, París.
El cuento que da título al libro, Una noche en el paraíso, recrea una fascinante noche de juerga en Puerto Vallarta durante la filmación de La noche de la iguana, la película de John Huston protagonizada por Ava Gardner y Richard Burton. El suceso está en buena medida abordado bajo la visión de Hernán, el esforzado barman mexicano que, a punta de orden y trabajo, se ganó la confianza del dueño del hotel que aloja al equipo de grabación y a los actores. Por supuesto que Hernán no es indiscreto, pero los escandalosos acontecimientos de los que se enteró esa noche habrían hecho las delicias de todos los tabloides de Hollywood.
Una noche en el paraíso viene a completar la obra de Lucia Berlin que a los lectores hispanoparlantes aún nos faltaba por conocer. Y si bien el volumen es más escueto en número de relatos que Manual para mujeres de la limpieza, el coraje, el genio y las ganas de vivir de Lucia resultan igualmente deslumbrantes y conmovedores.