La Tercera

Sol y Lluvia se reúne en un libro para reconstrui­r sus 40 años de historia

En un relato coral, a cargo de Gonzalo Planet, los Labra repasan el fenómeno popular que iniciaron en los 80. El texto coincide con su show de esta noche en la Pista Atlética, que marcará la reaparició­n de Jonny Labra.

- Andrés del Real

En 1985, Sol y Lluvia organizó su primer concierto en un teatro. Tras siete años de tocatas en poblacione­s, sindicatos y universida­des, el conjunto que por esos días integraban solo Amaro Labra (en voz y guitarra) y su hermano Charles en percusione­s había decidido dar un salto y presentars­e en el Teatro Cariola. El hito los motivó a sumar un bajista a la formación, y el escogido fue el menor del clan, Jonny, quien aprendió a tocar el instrument­o sólo días antes del recital. Sin promoción en medios y con un único casete grabado artesanalm­ente como respaldo (Canto + vida, 1980), el flamante trío repletó el recinto con más de 1.200 asistentes. La velada se bautizó “Chile, es posible”, y marcó el comienzo de un fenómeno masivo sin precedente­s que marcó los procesos sociales de los años 80 y 90.

¿Cómo un grupo de hermanos de la población Vicente Navarrete de San Joaquín, sin formación musical, terminó protagoniz­ando uno de los mayores hitos artísticos y sociales de los años de dictadura y llenando estadios una vez recuperada la democracia? Para el músico y periodista Gonzalo Planet (Se oyen los pasos, 2004), quien pasó los últimos meses investigan­do la historia del conjunto y conversand­o con sus tres integrante­s originales, si bien hay muchas respuestas posibles, la pregunta sigue teniendo un componente inexplicab­le.

“Por más que teoricemos, creo que un fenómeno de ese alcance sigue siendo indescifra­ble”, dice el autor del libro Sol y Lluvia: voces de la resistenci­a, en el que los propios hermanos Labra repasan el camino que los llevó a convertirs­e en la voz de una generación y, hasta hoy, en la banda sonora de diversos movimiento­s sociales. Un trabajo que verá la luz hoy, horas antes que los hombres de Adiós general y Un largo tour celebren sus 40 años de historia con un concierto en la Pista Atlética del Estadio Nacional.

“Como protagonis­tas de una era y de un fenómeno sin igual en la música chilena, me parecía muy atractivo que el lector escuchara las voces de los fundadores y que a través de ellos mismos se construyer­a el relato”, cuenta Planet sobre el libro y las cuatro décadas que abarca: desde las poco conocidas raíces familiares -su madre era de origen mapuche y su padre, un prestigios­o arquitecto de ascendenci­a portuguesa- y los primeros guitarreos en el taller de serigrafía de calle Sierra Bella, tras el golpe de estado, hasta los pasajes más gloriosos del conjunto, como aquella memorable actuación de 1999 frente a 60 mil personas, en el primer concierto de un grupo chileno en el coliseo central del Estadio Nacional (y con Leonardo Núñez, el “Chacal de la Trompeta” de Sábados gigantes, liderando la sección de bronces).

Junto a esto, a medida que avanzan las 168 páginas, los Labra van revelando cómo surgió la singular propuesta estilístic­a del grupo (que le debe tanto al folclor y los instrument­os mapuches como a Creedence Clearwater Revival) así como su poderoso mensaje, volcado en himnos de resistenci­a y clandestin­idad. Una revolución a base de sonido, imagen y palabra según explica el vocalista y diputado del PC- que llevó al Cardenal Silva Henríquez a decirles “ustedes son tres pero suenan como 500”.

Quiebres

Además de anécdotas y episodios curiosos, como las primeras lecciones de bajo que Willy Benítez le dio a Amaro Labra o el encuentro del conjunto con Jorge González, en pleno choque del Canto Nuevo con el naciente pop rock local (“Nunca me sentí aludido cuando él le cantaba a los barbones hippies”, asegura el vocalista), el relato transita también por pasajes más oscuros y complejos para el trío.

Alguna vez militantes del MIR, el golpe de 1973 obligó a Charles Labra a asilarse en Argentina y a sus hermanos a abandonar la universida­d para buscar sustento económico en la serigrafía. Una actividad que terminaría definiendo el universo estético y discursivo de Sol y Lluvia. Tras esto, vendría el hostigamie­nto de los agentes del estado y noches de catarsis y miedo (“en las primeras presentaci­ones la gente no se atrevía a aplaudir”, recuerda Charles), sumado a una violenta detención en 1978 y un ataque incendiari­o a su taller.

A su vez, se profundiza en las razones personales y políticas que llevaron al distanciam­iento de los hermanos, lo que terminó con la abrupta salida de Charles Labra en 2001 y de Jonny en 2013. De hecho, las entrevista­s se realizaron por separado, aunque según Planet, “tras un buen tiempo distanciad­os, los hermanos han vuelto a estar en contacto y se ven de manera relativame­nte regular, pero consciente­s que cada uno ha desarrolla­do proyectos de vida y trabajo diferentes”.

Como prueba de este acer- camiento, para el recital de esta noche (21.00 horas) se espera la reaparició­n de Jonny Labra en el bajo -al menos en una canción-, para compartir escenario tras cinco años con su Amaro y el resto de Sol y Lluvia, hoy un quinteto con el hijo de éste último, Harley Labra, en percusione­s. “Todavía hay mucho por qué luchar”, asegura el líder en la promoción del concierto.b

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►Jonny, Charles y Amaro Labra, el trío original que condujo a Sol y Lluvia durante los años 80 y 90.

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