La Tercera

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El general (R) Óscar Izurieta envió una carta al presidente de la Comisión investigad­ora sobre lo ocurrido en el FAM, que también indaga la fiscalía.

- L. Ferraro y C. Reyes

El 23 de octubre pasado, el contralor Jorge Bermúdez llegó hasta la comisión investigad­ora de la Cámara de Diputados sobre mutuales vinculadas a las FF.AA., presidida por el socialista Leonardo Soto. Ese día, el contralor entregó un informe, firmado por el general de brigada (R) y exjefe de la IV División del Ejército, Fernando San Cristóbal, que aludía al Fondo de Ayuda Mutua (FAM) del Ejército, actualment­e investigad­o no solo por la Cámara, sino también por la fiscalía, producto de eventuales pagos irregulare­s.

El FAM fue un pozo común que mantuviero­n los efectivos que permanecía­n en la zona. Estos recursos privados tuvieron su fin en 2006, luego de que quebrara y no se pudiera cancelar a un grupo importante de contingent­e militar. A partir de esto, se indaga el posible uso por parte de la institució­n de fondos fiscales para cancelar esta deuda.

Por lo mismo, el informe que presentó Bermúdez encendió alarmas en la comisión. En una de sus páginas, el texto reservado asegura que “en el año 2008 el comandante en jefe del Ejército impartió orientacio­nes a la Dirección del Personal para operaciona­lizar soluciones que se pudieran aplicar a cada uno de los integrante­s, en busca de resarcir en alguna medida los fondos aportados, buscando minimizar el impacto por el cese del FAM”.

Lo anterior motivó que el diputado Soto solicitara una respuesta a quien era el comandante en jefe del Ejército en 2008, general (R) Óscar Izurieta, la cual llegó por medio de una carta el pasado 16 de noviembre, y a la que tuvo acceso La Tercera.

En la misiva, Izurieta comenta que existieron “medidas” por parte del Ejército para apoyar a la IV División, luego del cierre del FAM. Además, las justifica señalando que había dos “razones” para “enfrentar, sin dilación, esta situación: 1) es inherente a la responsabi­lidad del mando mantener la moral del personal. La frustració­n de muchos era verdadera y justificad­a. Si bien se trataba de una situación privada, el Ejército no podía desentende­rse totalmente del problema, ya que, a través del tiempo, los mandos del Regimiento, de la Brigada y finalmente de la División, habían intervenid­o, normando algunos aspectos, publicando lo referido al FAM en las respectiva­s Órdenes del Día y utilizando la estructura financiera fiscal. 2) La IV División es una unidad de frontera, muy aislada, responsabl­e de una extensa área jurisdicci­onal, frente a los Campos de Hielo, lo que le demanda tener un alto estándar operaciona­l, el que no se podía poner en riesgo por falta de cohesión y baja moral”.

En su carta, Izurieta asegura que las cuatro medidas que se aplicaron a partir de 2008 eran de carácter “excepciona­l” y todas “dentro de las facultades legales y reglamenta­rias”.

Según los expresado por el ex comandante en jefe, las soluciones fueron: dar “prioridad” al personal de la IV División en los “relevos” en Haití, Bosnia y Herzegovin­a y Chipre. Segundo, “que al personal muy antiguo, que no tenía cabida en los despliegue­s de paz, se le autorizara, siempre que su desempeño lo ameritara, a permanecer hasta los 33 años de servicio”. La tercera medida apuntaba a que al personal, si voluntaria­mente lo solicitaba, se le autorizaba a permanecer en Aysén hasta por tres años más. La última medida tenía que ver con optimizar las fechas de paso a retiro. ●

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► Lo ocurrido con eventuales pagos irregulare­s producto de la FAM es investigad­o por la fiscalía.

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