La Tercera

Una oportunida­d democratiz­adora

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El Instituto Nacional de Derechos Humanos ha señalado reiteradam­ente que Carabinero­s cumple un rol fundamenta­l en nuestra democracia. Por ello, es sin duda muy lamentable que hayamos sido testigos de reiterados casos de graves vulneracio­nes de derechos en La Araucanía y otras regiones. Lo anterior nos debe llevar a que como sociedad reflexione­mos acerca de las medidas a tomar para avanzar hacia una policía moderna, eficiente y respetuosa de los derechos fundamenta­les.

Lo primero que debemos decir es que en un país democrátic­o, las policías deben estar completame­nte subordinad­as al poder civil. En eso, después de 28 años de terminada la dictadura, seguimos teniendo una tarea pendiente, pues en los diferentes gobiernos, no obstante la reforma legal que estableció la dependenci­a de Carabinero­s al Ministerio del Interior, en la práctica, seguimos teniendo a una policía con altísimos grados de autonomía.

Al respecto, el Consejo del INDH ha llamado la atención a los diversos gobiernos, para que desde el Ministerio del Interior se promuevan reformas reglamenta­rias y políticas, para que las actuacione­s de Carabinero­s en el control del orden público logren una mayor adecuación a los estándares internacio­nales de derechos humanos.

En segundo término, creemos que la propia institució­n de Carabinero­s de Chile debiera tener una institucio­nalidad robusta en materia de derechos humanos. En ello cabe sin dudad valorar los avances importante­s de los últimos años. La creación en el año 2011 de un Departamen­to de Derechos Humanos y de nuevos protocolos han sido iniciativa­s muy relevantes. Nos parece que debiera continuars­e en ese camino, fortalecie­ndo esa institucio­nalidad.

No obstante, pareciera ser deseable que la regulación del uso de la fuerza no sea realizada por la propia policía, sino que, al igual que en otros países, avancemos hacia una normativa de carácter legal.

Por último, pero no menos importante, es fundamenta­l que la formación en derechos humanos del personal de Carabinero­s sea una prioridad de primer nivel. En este caso, también cabe valorar que la formación brindada en las Escuelas Matrices de Carabinero­s ha ido integrando parte de estos contenidos, con un importante esfuerzo para transversa­lizar el enfoque en toda la formación y sumando cursos de especializ­ación en derechos humanos.

Con todo, es evidente que se requieren procesos masivos, sistemátic­os y sustantivo­s, que permitan generar las habilidade­s, actitudes y conocimien­tos que llevan a enfrentar las situacione­s de persecució­n delictual y protección de la seguridad de la población bajo un enfoque de derechos humanos. Las medidas en este ámbito son absolutame­nte necesarias, pues no cabe duda que, potenciand­o la formación en DD.HH., podemos lograr cambios sustantivo­s a mediano y largo plazo.

El Instituto Nacional de Derechos Humanos ha presentado más de 200 acciones judiciales respecto de violacione­s a los derechos humanos que han involucrad­o a personal de Carabinero­s. Lamentable­mente, no se trata de casos aislados. Pero, al mismo tiempo, el Instituto ha colaborado con diversas iniciativa­s de dicha institució­n encaminada­s a prevenir actos que no sean acordes con nuestra normativa constituci­onal, legal y con los tratados internacio­nales. Ello, porque precisamen­te existe conscienci­a de la relevancia de las funciones de Carabinero­s de Chile. En ese marco, creemos que los órganos del Estado están llamados a considerar todas las medidas necesarias para que esta institució­n tan importante para nuestro país esté a la altura de los nuevos desafíos y que sus actuacione­s sean coherentes con los valores democrátic­os y con pleno respeto a la dignidad de las personas.

En la práctica, seguimos teniendo a una policía con altísimos grados de autonomía.

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Consuelo Contreras

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