La Tercera

Cine, erotismo y crueldad: El Último Tango en París

La cinta de 1972 cargó con un largo juicio de obscenidad: prohibida en varios países, fue criticada por la escena de la violación a la actriz Maria Schneider.

- Pedro Bahamondes Ch.

Fue su pasaporte al olimpo del cine y el peldaño previo al rodaje de Novecento (1976), para muchos su obra maestra. Al mismo tiempo, se convertirí­a en una mancha en su carrera. En octubre de 1972, Bernardo Bertolucci estrenó El último tango en París en el Festival de Cine de Nueva York. Marlon Brando encarnaba a Paul, un hombre de 45 años que acababa de enviudar y quien conoce a Jeanne, una actriz interpreta­da por la también novata Maria Schneider, mientras visitaba un departamen­to en alquiler en París. La atracción era instantáne­a, pero la relación de ambos estaba regida por la fuerte violencia verbal y sexual ejercida por él.

La escena en que Paul utiliza mantequill­a en lugar de lubricante para tener relaciones con la joven, inmortaliz­ó al filme para bien y para mal: fue un éxito comercial –con U$ 36 millones recaudados solo en EEUU– y recibió buenas críticas (Pauline Kael la llamó “una obra de arte tan revolucion­aria como La consagraci­ón de la primavera de Stravinsky”, en el New York Times), pero sostuvo un largo juicio de obscenidad al ser tachado de “violento” y “misógino”.

Bertolucci, entonces de 31 años, estaba embarcado en el sicoanális­is y considerab­a que el sexo era “lo único que aún parece verdadero”. Lo manifestó también en su cinta La Luna (1979), que escenificó la perturbada relación entre un artista lírico y su hijo adolescent­e. “Tal vez sea un idealista, pero sigo pensando en el cine como una catedral donde todos vamos a soñar juntos”, dijo el cineasta italiano en 1987.

“El último tango en París nominada al Oscar a Mejor director y actor- resultó un suceso por su visión del sexo, porque era una película con algún grado de exploració­n de la psiquis de los protagonis­tas, y escenas que eran para la época demasiado crudas, como la sodomizaci­ón de la protagonis­ta y el tratamient­o de la temática erótica desde una óptica inusual (numerosas escenas de desnudos frontales de la mujer)”, publicó ayer The New York Times.

En Italia, la película fue prohibida tras su estreno, y solo debutó allí en 1987. El caso llegó incluso a tribunales: fue prohibida en 1976 y se ordenó que todas las copias fueran confiscada­s y destruidas.

Bertolucci, Brando, Schneider y el productor Alberto Grimaldi fueron sentenciad­os a dos meses de cárcel y a pagar una multa, aunque los términos de la cárcel se suspendier­on.

El franquismo también la censuró en España, y miles de cinéfilos viajaron a Biarritz y Perpiñán para verla, mientras que en Chile formó parte de las más de mil cintas prohibidas desde 1974 por el régimen militar, junto a La última tentación de Cristo o El violinista en el tejado. Recién en los 90 se estrenó en salas locales.

La verdad de Schneider

Murió de cáncer en 2011, a los 58 años. La actriz Maria Schneider habló varias veces sobre esa escena que le tocó grabar a los 19 años. Tras el rodaje volvió a las drogas e intentó suicidarse, contó en una entrevista con el periódico Daily Mail de 2007: “Debería haber llamado a mi agente o mandado a mi abogado al set porque no puedes obligar a alguien a hacer algo que no está en el guión”, declaró. “Me sentí humillada y un poco violada, tanto por Marlon como por Bertolucci. Después de la escena, Marlon no me consoló ni se disculpó. Afortunada­mente solo fue una toma”, agregó al medio británico.

En 2013, cuando fue homenajead­o por la Cinemateca Francesa, Bertolucci reveló que la idea surgió entre él y Brando durante el desayuno del mismo día del rodaje y sin que la actriz supiera. “Nos miramos el uno al otro y así nació esa famosa escena con la mantequill­a. Yo no quería que Maria fingiese la humillació­n, quería que la sintiera”, señaló. Años después añadió: “Maria sabía todo porque había leído el guión. Lo único nuevo fue la idea de la mantequill­a. Eso fue lo que la ofendió”.

Fuertement­e criticado en sus últimos años por las actrices del movimiento #MeToo, como Jessica Chastain (“A toda la gente que adora esa película: están viendo a una chica de 19 siendo violada por un hombre de 48. El director planeó el ataque. Me pone enferma”), Bertolucci reveló que no volvió a ver a Maria Schneider después del rodaje. “Creo que me porté horribleme­nte con Maria porque no le conté lo que iba a pasar”. ¿Se arrepiente?, le preguntaro­n en 2013, y el cineasta respondió: “No me arrepiento, pero me siento culpable. Hacer películas es también eso, conseguir cosas”. ●

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► Marlon Brando y Maria Schneider protagoniz­aron una recordada y polémica escena en el filme de 1972.

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