La Tercera

Pérdidas en TVN y reticencia al cambio

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Ha sido una semana especialme­nte compleja para Televisión Nacional (TVN). Tras la sorpresiva renuncia del presidente ejecutivo -quien acusó que mientras la gestión “siga en manos de las mismas personas, no será posible sacar adelante el canal”- también se han conocido sus resultados financiero­s, los que indican que las pérdidas siguen profundizá­ndose. En el período enero-septiembre el balance deja un saldo negativo superior a los $ 11 mil millones, más del doble de lo registrado en igual período del año anterior. De este modo, TVN se apresta a cerrar cinco años consecutiv­os de pérdidas, sin que se avizore un mejoramien­to.

Estos antecedent­es son suficiente­mente contundent­es para revelar que atraviesa por una profunda crisis, que exige una reestructu­ración total. Ello no tiene que ver solo con una racionaliz­ación de una estructura de costos, sino también plantearse por el sentido mismo de TVN, hasta ahora un canal que declara ser público, pero que ha funcionado sobre una lógica comercial.

En cualquier empresa privada, frente a la persistenc­ia de resultados negativos se habría buscado el reemplazo de su plana ejecutiva y una reorientac­ión de la estrategia de negocios. Pero la forma en que está estructura­do TVN, cuyo directorio está cuoteado según lógicas políticas, y los intereses de los sindicatos terminan cooptando a sus directivos, impiden avanzar en la dirección requerida, transforma­ndo la discusión en una rencilla política, lo que resulta especialme­nte irresponsa­ble ahora que el canal recibirá cuantiosos fondos públicos en una capitaliza­ción. El dinero de los contribuye­ntes no puede ser dilapidado para sostener una estructura que financiera­mente resulta muy onerosa y que tampoco despierta interés en las audiencias.

Siendo legítimo promover la existencia de un canal auténticam­ente público -lo que requiere una total redefinici­ón de sus contenidos y un esquema de financiami­ento distinto al actual-, los sectores que se niegan a abrir esta discusión deben explicar por qué insisten en seguir aferrados al actual modelo, que sólo genera pérdidas, responsabi­lidad que tampoco puede seguir eludiendo el gobierno, que en cierta forma ha preferido desentende­rse de esta crisis. Las nuevas tecnología­s en particular la revolución del streaming- están redefinien­do en todo el mundo los modelos de negocios televisivo­s, y TVN no puede seguir ajeno a ello, pretendien­do que dichas ineficienc­ias sean soportadas por los contribuye­ntes.

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