La Tercera

Foisneau, Hobbes y el populismo

Invitado al segundo coloquio internacio­nal sobre Thomas Hobbes de la Universida­d Adolfo Ibáñez, que tendrá lugar este martes, uno de los más importante­s estudiosos del filósofo inglés visita Chile.

- Por Patricio Tapia

De Thomas Hobbes, el pensador inglés del siglo XVII, hay una imagen instalada: su obra justificar­ía el absolutism­o, su teoría política se basaría en la inmoralida­d. El filósofo francés Luc Foisneau (1963), especialis­ta en el autor de Leviatán (1651), uno de los tratados políticos más importante­s de la historia, no está de acuerdo.

“Es justo decir que la teoría del Estado de Hobbes justifica la existencia de un Estado totalmente soberano, sin otros límites a su poder que el funcionami­ento regular del sistema legal. Si tomamos la palabra ‘absolutism­o’ en el sentido estricto del término (absolutus legibus), que no está limitado por la ley, es cierto que la soberanía de Hobbes es absoluta, pero si entendemos con ese término el hecho de que el Estado sería arbitrario, es inexacto. De hecho, en su Teoría de la Justicia, Rawls considera que el sistema penal de Hobbes es compatible con el Estado de derecho”, señala. “En cuanto a que esta teoría se basa en la inmoralida­d, es una interpreta­ción errónea: Hobbes no destruye la filosofía moral heredada de los antiguos, sino que la transforma. Su filosofía moral no pretende enseñar la buena vida, sino una vida social justa”.

Foisneau es autor de Hobbes et la toute-puissance de Dieu (2000) y de Hobbes. La vie inquiète (2016), un libro de síntesis que resume 20 años de investigac­ión, donde analiza los conceptos fundamenta­les de Hobbes, quien imaginó un estado de naturaleza (la anarquía, la guerra y la angustia de la muerte violenta), por lo que habría un acuerdo para el surgimient­o del Estado en que el soberano derivaría sus derechos de un contrato social, que no tiene otro propósito que otorgarle la plenitud del poder. Foisneau también analiza su recepción contemporá­nea (especialme­nte en Foucault y Rawls), corrigiend­o interpreta­ciones erróneas. El intelectua­l francés participa este martes en un congreso sobre Hobbes en la U. Adolfo Ibáñez.

Frente al estado de naturaleza, el Estado o Leviatán sería una condición de la vida social. Pero este también inspira miedo.

La invención de Hobbes es una distinción que apela a un futuro hermoso, uno que se oponga a un estado de naturaleza, que es un estado sin Estado; al Estado civil, que es un estado en el que la vida social es posible por el poder de un soberano (que también puede ser un gobernante democrátic­o). Lo que hace que el estado de nuestras relaciones sea “civil” (también civilizado) es el hecho de que actuamos guiados por las reglas de la moralidad... El miedo que el Estado nos inspira

muy diferente del miedo que reina en el estado de naturaleza: es un miedo al servicio de la aplicación de las leyes civiles y morales. El poder del Estado no debe ir más allá de la aplicación de la ley deseada por el Estado. Si va más allá, los actos de castigo, necesarios en un Estado de derecho, se convierten en actos de hostilidad.

Existe la idea de que Hobbes ignora la cuestión de la justicia. Usted señala que, al contrario, es central.

Si Hobbes pone la justicia en el centro de su filosofía moral, es porque concibe los peligros de una política basada en una concepción única de una buena vida (cristiana, musulmana, atea, etc.). Su estado de naturaleza no es más que una representa­ción abstracta de las consecuenc­ias del choque de diferentes concepcion­es de la buena vida. He avanzado la tesis de que es este aspecto de su teoría moral lo que es esencial y, en este sentido, anticipa el punto de partida de la Teoría de la Justicia de Rawls. Más exactament­e, aprovecha, en cierto modo, en su estado puro el resorte esencial del liberalism­o político; a saber, que uno debe hacer política, incluida una política de soberanía, a partir del pluralismo.

El nombre de su libro relaciona el pensamient­o político de Hobbes con su antropolog­ía. La vida humana está “inquieta”...

Contrariam­ente a las teoría antiguas de la felicidad (estoicos, epicúreos), Hobbes no hace que la felicidad resida en el descanso, en un estado de perfección y sabiduría, sino en la actividad que tenemos como seres vivos. Somos felices, para Hobbes, cuando deseamos y trabajamos para cumplir nuestros deseos. Estamos a la vez inquietos porque no sabemos si lograremos nuestros fines, y felices porque estamos en movimiento hacia la realizació­n de nuestros deseos. Es una caracterís­tica antropológ­ica que incluye, si uno sabe leerla, una dimensión moral. Pero, una vez más, la verdadera filosofía moral está menos preocupada por la felicidad que por las condicione­s de realizació­n de un Estado en el que el derecho es efectivo. Esto es lo que hace de Hobbes un filósofo moderno.

Usted ha dicho que los efectos de la crisis económica se sienten políticame­nte en el “populismo”.

Se puede decir que el “populises mo” expresa la respuesta de las poblacione­s más antiguas, que también pueden ser en algunos casos poblacione­s inmigrante­s de la generación anterior, ante la falta de iniciativa de los gobiernos, que permiten que se desarrolle la competenci­a entre poblacione­s modestas, a menudo porque estos gobiernos han implementa­do políticas de competenci­a generaliza­da que dejan desprotegi­das a las poblacione­s que forman parte de la “clase media”. El “populismo” es un término peyorativo, acuñado para referirse a la reacción de las clases medias a las políticas de liberaliza­ción implementa­das desde finales de la década de 1970. Esta noción no designa un solo tipo de acción política. Así fue posible inventar un populismo de izquierda (Laclau, Mouffe). Las manifestac­iones del populismo son tan diferentes como los contextos políticos. En lugar de alarmarse o de difamarlo, sería mejor responder políticame­nte a las preocupaci­ones profundas de las clases medias, que temen por ellas y por sus hijos. La crisis económica no es un fenómeno natural: también correspond­e a las decisiones políticas tomadas en los 70, cuyos efectos, tanto sociales como ecológicos, vemos hoy. ●

 ??  ?? Luc Foisneau estará en Chile gracias a un Fondecyt del investigad­or Gonzalo Bustamante, de la UAI.
Luc Foisneau estará en Chile gracias a un Fondecyt del investigad­or Gonzalo Bustamante, de la UAI.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile